El mal tiempo arruina el intento de adelantar a las diez la bajada del tren portuario

La jornada de ayer tendría que haber funcionado como campo de pruebas para testar si la idea de adelantar en dos horas el descenso del tren que Boluda fleta semanalmente entre la estación y el muelle de Ferrazo contribuye, de forma eficaz, a aminorar la interferencia del ferrocarril en el tráfico de la ciudad. La medida no convence ni a hosteleros ni a comerciantes, pero un cambio es un cambio, y en Vilagarcía existía cierta expectación por comprobar qué sucedía. Pero en el momento de la verdad unos y otros se quedaron con las ganas, ya que, en realidad, el convoy se internó en O Ramal a la hora de siempre, cuando faltaban ocho minutos para las doce del mediodía.

Al parecer, el temporal que se desató sobre Galicia en la víspera del flete ferroviario obligó al departamento de mercancías de Renfe a retrasar la salida del tren hacia Vilagarcía. La prueba, en definitiva, tendrá que esperar hasta el jueves, día 22, cuando Boluda retomará el servicio.

Mientras tanto, queda claro que las doce están lejos de constituir una buena elección si de lo que se trata es de alterar la circulación rodada lo mínimo imprescindible. Minutos antes de que la cabeza tractora se asomase a la rotonda de O Ramal, el tráfico a lo largo de la avenida Rosalía de Castro, que comunica el centro de la ciudad con Carril, era espeso pero fluía. Entre las 11.52 y las 12 horas, la circulación se vio suspendida por el paso del tren, que tardó ocho minutos en atravesar el cruce y más de veinte en introducirse en el recinto de actividad portuaria. El atasco consiguiente se instaló en Carril y en la avenida Valle-Inclán, afectando también a zonas intermedias como la plaza del Doctor Carús y el entorno del mercado. Veremos qué sucede en un par de semanas.

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