José Juan Durán deja todos sus cargos en el Partido Popular

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

El político vilanovés se siente desautorizado por Núñez Feijoo a raíz de su destitución al frente de Portos

31 jul 2019 . Actualizado a las 21:00 h.

«Los motivos radican fundamental, aunque no exclusivamente, en mi cese como presidente de Portos de Galicia en lo que tiene de pérdida de confianza política hacia mi persona por parte del presidente Feijoo». Con estas palabras explicaba José Juan Durán, su decisión de dimitir de todos los cargos que todavía desempeñaba en el seno del Partido Popular el día en el que se despedía el mes de julio. A saber, coordinador provincial de Acción Electoral, y miembro de los comités ejecutivo y de dirección, así como de la junta directiva provincial de la gaviota. Sin esa confianza, Durán Hermida asegura no poder seguir trabajando en la maquinaria conservadora. Se cierran, así, de forma abrupta y un tanto inesperada, más de veinte años de dedicación a sus siglas. Y, de paso, algunos rumores insistentes que circulaban por determinados círculos desde la caída del vilanovés del ente autonómico.

Hay mantras, en los corrillos arousanos, que se repiten cada vez que la noria gira otra vez. Uno de ellos consiste en situar a José Juan Durán en la presidencia de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía. Algo que equivaldría a colocar a Alfonso González Gallego bajo una suerte de tutelaje. Porque, más allá de los cometidos más o menos técnicos inherentes a los puestos que ha desempeñado, ahí está la presidencia de Portos, lo que Durán siempre ha hecho es política. Lo hizo cuando desembarcó en Vilanova junto a su hermano. Olvidó su pasado juvenil de querencias socialistas para contribuir eficazmente a barrer a los viejos barones protofranquistas del PP local para dejar la alcaldía a tiro de Gonzalo. Después fue concejal, portavoz, responsable, incluso, de un departamento tan sugerente como el de Proxectos Importantes, que aprovechó para dar el salto a una de las vicepresidencias de la Diputación, en la que trabajó, infatigable, al servicio de Louzán. La era de Alfonso Rueda se había iniciado igual, confiándole el trabajo duro al hombre en la sombra. Las cosas, sin embargo, esta vez han salido mal.