Sobre la desembocadura del Ulla, donde la ría de Arousa empieza a cobrar forma, se encuentran unos petroglifos que los expertos consideran todo un referente del arte rupestre prehistórico en Galicia
31 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Los ciervos, al menos los más grandes, no parecen estar muy tranquilos. Uno de ellos está a punto de echar a correr. Y el otro extiende el potente cuello para lanzar un profundo bramido. Esa escena fue registrada hace unos cinco mil años, durante la Edad del Bronce, por unos artistas que sabían insuflar vida a las piedras. Seguramente los autores de los petroglifos de O Salgueiral (Bamio-Vilagarcía), levantasen de vez en cuando la vista de su meticuloso trabajo y la dejasen descansar sobre el mar vecino. Ellos no le llamarían Arousa, igual que no llamarían Ulla al río que en ella desemboca. Pero seguramente serían conscientes de la magia de ese espacio. Quien sabe. Quizás ese fuese el motivo de que lo eligiesen para dejar allí un mensaje para el futuro. Les hablamos de un conjunto de petroglifos rico, variado, que muchos consideran un auténtico referente del arte rupestre prehistórico en Galicia.
Los petroglifos de Os Ballotes son solo los más afortunados de los que hay en Bamio. El conjunto es una joya: en él se pueden admirar una gran cantidad de animales, aunque destacan los ciervos de enormes cornamentas. Las figuras desperdigadas por la laxe aparecen solas o en grupo, quietas o arrastrando discos solares... Uno de los dibujos podría, incluso, representar una escena de equitación. Claro que, para ver todo eso, es necesario saber a qué lugar mirar. Incluso entrecerrar los ojos para seguir el trazado de unas líneas que se revelan con mayor claridad a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando la luz cae rasante sobre la superficie granítica. Otra opción es visitar el conjunto de Os Ballotes durante la noche, con una linterna que permita hacer hablar a la piedra. Hasta hace dos veranos era posible visitar Os Ballotes así, a oscuras, siguiendo la voz de un guía especializado que lograba hacernos ver los ciervos a la carrera. Pero aquellas visitas, fruto de una colaboración entre el Ateneo Mar de Arousa y la voluntariedad de arqueólogos adscritos a la Universidade de Vigo, acabó. Y por extraño que parezca, nadie le ha dado el relevo.
Así que, quien se acerque al escenario principal de O Salgueiral, deberá conformarse con el panel informativo colocado a la entrada de la estación rupestre. Siguiendo ese mapa podemos situarnos ante cada piedra y, con ayuda, intentar desvelar sus secretos. Aunque quienes quieran profundizar un poco más en la historia del lugar pueden recurrir también a publicaciones online como A Pedra do Encanto. O relato das vellas pedras, editado por la Universidade de Vigo, y en el que se realiza un detallado viaje por la historia de los petroglifos de O Salgueiral.
Porque Os Ballotes son, ya lo hemos dicho, los hermanos ricos de una familia en la que la hermana pobre es, paradójicamente, una de las piedras más sorprendentes y hermosas -cuando se consigue ver- del conjunto de O Salgueiral. Los diseños geométricos que se esconden bajo los líquenes se encuentran al alcance de cualquiera, ya que la piedra parece una de tantas que salen al paso de la carretera, sin ningún cartel que la indique. Ahora es más fácil reconocerla, ya que alguien ha utilizado la superficie de piedra para pintar sobre ella una flecha amarilla.
La Pedra do Encanto
El Concello de Vilagarcía parece dispuesto a desarrollar un proyecto para proteger y poner en valor la Pedra do Encanto, que así se llama este lienzo prehistórico. No hace tantos años, en realidad apenas un par de ellos, que se ejecutó el proyecto de musealización de Os Ballotes, una intervención respetuosa con el medio ambiente y con la historia que en él se guarda.
En la carretera vieja de Bamio (Vilagarcía) hay que tomar un desvío a mano derecha. Están señalizados, pero hay que prestar atención.
Los expertos recomiendan hacer la visita o bien de mañana temprano, o bien al atardecer, o de noche, con linterna. Hace falta luz rasante para poder apreciarlos.
Hasta hace un par de veranos el Ateneo Mar de Arousa y la Universidade de Vigo organizaban visitas nocturnas, pero ya no las hay.