El precio medio del kilo de mejillón aumentó un céntimo en diez años

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

España acapara la mitad de los kilos cultivados en Europa, pero solo el 29,5 % de la facturación por él generado

24 may 2019 . Actualizado a las 13:59 h.

Tras las tempestades vividas años atrás, cuando el sector acabó hecho añicos, el sector mejillonero gallego parece estar atravesando una época de cierta placidez, de cierta calma. La semana pasada, en la clausura de una jornada sobre Innovación y valorización del mejillón gallego, organizada por Opmega, la Consellería do Mar, Rosa Quintana, aseguraba que los bateeiros habían marcado en 2018 sus mejores cifras desde el año 2009, tanto en producción como en facturación y en precio.

No era muy difícil mejorar los datos del 2009, cuando el sector atravesaba la etapa más dura de su crisis interna, espoleada por serios problemas productivos. Entonces, el precio medio del kilo del bivalvo que crecía en las bateas era de unos escuálidos 39 céntimos, según recoge el Anuario da Acuicultura publicado por la Xunta. Solo un año antes, en 2008, ese precio medio era mayor, situándose en los 0,45 euros. Una cifra prácticamente igual a la registrada diez años después, en 2018, cuando el valor medio fue de 0,46 kilogramos. Así que, según los datos oficiales de la Consellería do Mar, en diez años el precio del mejillón ha crecido un céntimo.

Es cierto que por el medio ha habido muchas turbulencias. También es cierto que los costes de la producción se han disparado tanto en las bateas como en muchos otros sectores. «Queda moito camiño por andar», dice, reflexionando sobre los precios que se pagan por el mejillón gallego, Ricardo Herbón, el presidente de Opmega. El precio del bivalvo apenas se ha movido, y gracias. Recuerda que organizaciones como la suya han servido de parapeto para todo el sector, aguantando los precios en los malos tiempos mientras «outros aproveitaban para baixar; entendían que así facían competencia». Fernando García, de la asociación Illa de Arousa, secunda las palabras de Herbón. «A xente que se aguantou dentro das asociacións non notou suba no prezo do mexillón. Os que vendían por fóra e hai uns anos tiraban cos prezos claro que poden estar notando que agora venden máis caro».

Lo cierto es que son muchos los datos que apuntan a la necesaria revalorización del mejillón gallego. En un estudio elaborado por Opmega para conocer a su gran competidor, el chorito chileno, se recogen datos del Eurostat del 2015 que dibujan un panorama desolador. «Francia obtuvo un precio por tonelada de mejillón vendida que ronda los 2.000 euros, mientras que la misma cantidad vendida de España alcanzó un precio cuatro veces inferior», indica el informe. En ese mismo documento se remiten a una serie de datos del Observatorio del mercado europeo para los productos de la pesca y la acuicultura, en el que se atribuye «el menor precio del mejillón español con respecto a Francia y otros países europeos a que una parte importante del bivalvo gallego se vende a la industria conservera y transformadora, mientras que en Francia el conjunto de la producción se destina al mercado en fresco».

Puede que ese sea un factor determinante para entender la realidad de los precios del mejillón gallego. Pero en esta entran en juego otros elementos, como la enorme atomización alcanzada por el sector mejillonero gallego, donde hace unos años se produjo una desbandada generalizada y un sálvese quien pueda global. En semejante escenario, consensuar estrategias es harto complicado. Más, cuando todo el mundo sospecha que el productor de al lado bajará los precios a la primera de cambio.