El intenso visto y no visto de Pablo Iglesias en el balcón de Carril

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Cabezas de cartel de Unidas Podemos de toda Galicia peregrinaron a la lonja arousana para poder fotografiarse con el líder morado

23 may 2019 . Actualizado a las 22:30 h.

No llegó a cometer un Bienvenido Mister Marshall, pero la secuencia con la que Pablo Iglesias rodó su fugaz meta volante en Carril a mitad de etapa Vigo-Ferrol tuvo ayer una deliciosa reminiscencia al clásico de Berlanga. Con el líder de Unidas Podemos llegando con tres cuartos de hora de retraso sobre el horario previsto a la entrada de la lonja de Carril tras un fugaz paseo digestivo, casando las expectativas de medio centenar de parroquianos morados con su ilusionante personación en tan peculiar escenario electoral.

La campaña manda, y atender a Ferreras en La Sexta pasadas las dos de la tarde todavía en suelo olívico estiró a las tres y cuarto la comparecencia del aspirante a vicepresidente del Reino de España ante la mesa y mantel de un conocido establecimiento hotelero cercano. El salto en paracaídas anunciado por el círculo local de Podemos marcaba casi a esa hora la X en el local de AmarCarril para una breve inmersión de Iglesias en las realidades del marisqueo. Mas la empresa resultó imposible.

En loor de multitudes, bastante hizo el líder de Unidas Podemos con probar su maestría en la economización del tiempo. Ni 20 minutos tuvo el azote de Amancio Ortega desde que prologaba su compromiso en Carril con un choque de manos a un policía nacional en acto de servicio, hasta que se subía a una furgoneta con destino a la ciudad de su tocayo socialista apurado por sus colaboradores. Entre uno y otro extremos, un Pablo Iglesias transformado por el guion en una suerte de cartel humano de la última superproducción cinematográfica, por el que los cabezas de listas municipales de Unidas Podemos de toda Galicia peregrinaron con gusto a sacarse la foto. Los del interior con árboles de fondo; los de la costa frente a Cortegada. Y en la pista de audio, gritos de «¡Guapo!» y «¡Caña a Rivera. Y al Inda!».