Los de Luis Carro tienen que ganar sí o sí el derbi ante el Arousa y esperar algún tropiezo del Laracha para seguir vivos
12 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Hay cosas inexplicables y luego está el fútbol. No entra en la lógica que una de las propuestas más atractivas de la Tercera División, como es la que lleva presentando el Ribadumia desde el principio de temporada (desde hace más tiempo en realidad) acabe en la basura y alimente el espíritu del resultadismo, que parece que vuelve a campar a sus anchas.
El asunto es que el derbi de O Salnés, que tan atractivo podía ser si Arousa y Ribadumia se las tuvieran que ver con la clasificación como amenaza, se ha descafeinado de la peor manera. Era probable que los arlequinados no tuvieran mucho que soñar a estas alturas porque la solidez de la categoría ea mayor que la del conjunto de Rafa Sáez, pero no se esperaba un derrumbe tan grande en A Senra. Sin embargo, las desgracias han asolado a los de Luis Caro durante toda la temporada y a estas alturas tenemos al Ribadumia con un pie y medio -quizás algo más- en la Preferente. Su clavo ardiendo paso por el campo de A Lomba, donde no le vale otra cosa que no sea ganar. Ganar y rezar, si es que eso vale para algo.
Entre tanto, el Arousa tiene sus propias cuitas con asambleas movidas y la desesperanza un año más de no poder jugar la fase de ascenso a 2.ª B.
Y, además, tenemos al Céltiga. El tercer elemento, llegado desde A Illa, también tiene la amenaza del descenso como compañero de viaje en el encuentro que le enfrentará al Alondras en Cangas. Y, encima, los de O Morrazo tienen también sus cosas en juego.