Moncho Fernández desgrana su librillo a los futuros técnicos

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA

AROUSA

MARTINA MISER

El entrenador del Obra visitó el instituto Fermín Bouza Brey

02 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana muy especial la que vivieron los alumnos del ciclo formativo de baloncesto del IES Fermín Bouza Brey de Vilagarcía. Los aprendices de entrenador recibieron la mejor lección, la que les ofrecieron Moncho Fernández y sus ayudantes Gonzalo Rodríguez, Víctor Pérez y Rubén Vieira, que desgranaron el librillo que les ha llevado a formar uno de los banquillos más consolidados de la Liga Endesa.

Con el periodista Diego Doval como moderador de la charla-coloquio, Fernández y sus ayudantes fueron respondiendo a las innumerables cuestiones que habían preparado los técnicos. Y lo hicieron con gusto y sin prisas, puesto que una actividad que estaba previsto que durara noventa minutos superó de largo las dos horas de duración.

Era Moncho el que iba repartiendo juego. Atendiendo a la pregunta que se les formulaba él decidía quien debía ser el encargado de responderla. Y así supieron los alumnos por ejemplo, que una de las premisas que maneja el cuerpo técnico del Obradoiro es intentar evitar los cambios a mitad de temporada. No compensa, al menos en el conjunto santiagués, porque, aseguró Fernández, que es muy difícil que una nueva pieza entre en el engranaje del equipo y pueda adaptarse en solo cuatro días. Las soluciones de urgencia, los jugadores-milagro, no aparecen en ningún capítulo de su manual de instrucciones.

La paciencia es clave

También el técnico del conjunto compostelano explicó que en más de una ocasión alguno de sus jugadores explotó a los cuatro meses de llegar, por lo que la paciencia con ellos es una de las claves. «Todos tienen su momento durante la temporada», dijo. Y señaló a Nacho Llovet -y a la extraordinaria campaña que está realizando- como un buen ejemplo de que el trabajo suele dar sus frutos.

El otro punto sobre el que incidió Fernández como fundamental en la relación entre jugador y técnico es la franqueza. «Hay que ser muy claro. Explicarles cuál va a ser su rol y ser sincero con ellos», dijo. También supieron los alumnos que es el preparador físico, Rubén Vieira, quien tiene un contacto más directo con los jugadores, quien antes suele conocer sus inquietudes.

Los tiempos muertos

Evidentemente, estaba claro que los tiempos muertos -en los que Moncho Fernández suele aparecer por sus reacciones en los resúmenes televisivos- iban a aparecer entre las disquisiciones que los estudiantes le iban a lanzar. El entrenador del Obra aseguró que él no está pendiente de que se encienda el piloto rojo de la cámara, que él es así y que sus reacciones, sus broncas, aquel famoso «do the fucking rules, h...», son espontáneas. Aunque también se deslizó el convencimiento de que más de un técnico aprovecha esa puesta en escena televisiva para sobreactuar. Para ellos, la clave de que un tiempo muerto sea efectivo es que el equipo ejecute correctamente a continuación las órdenes que el entrenador haya dictado. Y eso, obviamente, es algo que no sucede siempre.