La hostelería, revolucionada con las sobras

M. Hermida / M. Alfonso PONTEVEDRA / AROUSA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

El anuncio de la Xunta de que los restaurantes estarán obligados a dar la comida sobrante a los clientes causa división; hay quien lo considera bueno para evitar tirar alimentos y quien lo ve como un peligro sanitario

23 feb 2019 . Actualizado a las 11:27 h.

Aunque en otros países y culturas es lo habitual, en Galicia no suele ser demasiado común que uno coma de restaurante y se lleve las sobras para luego recalentarlas en casa o hacer lo que estime conveniente con ellas. Pero esta cuestión puede tener los días contados. La Xunta, en aras de luchar contra el desperdicio alimentario, anunció que obligará a los restaurantes a entregar a sus clientes los restos de comida no consumida cuando entre en vigor la nueva Lei de Residuos e Solos Contaminados. El anuncio no ha dejado indiferente al sector hostelero ni en Pontevedra ni en Arousa. Hay división opiniones: desde hosteleros que creen que se trata de una medida acertada, que en la práctica ya se realiza siempre que el cliente así lo demanda, a los que piensan que se va a generar un «peligro de seguridad alimentaria». Eso sí, dicen que el porcentaje de clientes que actualmente piden la comida sobrante es bajo. Algunos lo cifran en solo un 10 %.

Empecemos por la comarca pontevedresa. Pepe Solla, chef con estrella Michelín, lo tiene claro: «Tería que coñecer a normativa para poder valorar a media, así que falo con todas as reservas. Pero paréceme que o feito de que os clientes leven as sobras para a casa implica un risco alimentario alto. A comida está preparada para consumir nese determinado momento, cunha temperatura concreta e demais... levar o sobrante implica un risco sanitario porque hai que facer un transporte, non se sabe como vai estar conservado ese alimento, non se sabe como se vai consumir logo... Imaxinemos que leva as sobras dunha torta con nata, imaxinemos que o cliente a leva en coche, que tarda en quitala... ¿que pasa se cando a coma lle fai dano?», se pregunta. Luego, indica que en su restaurante lo habitual es que quien así lo desea se lleve el vino sobrante. No lo demás. Esa misma preocupación por la cuestión sanitaria la expresa Rubén González, de El Cafetín de la Alameda pontevedresa: «Hay dos cosas destacables. Una, el coste que va a suponer eso. Porque si es comida de carta aún puede pasar, pero si en un menú tienes que poner un recipiente biodegradable y demás... no me parece fácil. Eso, por un lado. Y, por el otro, el tema del riesgo sanitario que supone».

Un poco más benévolos con la iniciativa se mostraban en el restaurante Almacería de las Indicas, también en la capital provincial. «Nosotros ya le damos la comida sobrante a quien lo pide, pero por ejemplo si se quieren llevar una de las cosas típicas de la casa, las patatas mimosa, que llevan nata, le decimos que preferimos que no lo hagan, por el riesgo que supone ese ingrediente si no se conserva bien».

Reacciones en Arousa

En la comarca arousana, en cambio, los hosteleros no le ven más que ventajas a la medida. «A mí lo que más rabia me da es tirar la comida», explica Manolo Ribadomar, del Ribadomar de Cambados. Afirma que ellos le ofrecen a sus clientes empaquetarles las sobras, pero que solo un 10 % acepta la propuesta. «Hay platos que te vienen de vuelta enteros y nosotros agradecemos que se los lleven», insiste. Más allá van en el Culler de Pau, de O Grove. Su chef, Javi Olleros, aplaude la iniciativa porque implica una acción más para cuidar el medio ambiente. «A cantidade de comida que se tira é unha pena. Temos que facer accións que nos fagan pensar que non temos que pedir comida en exceso», añade. En La Parra, de Vilagarcía, ya es una práctica habitual que el cliente se lleve las sobras. «Es una pena que si pagan la comida la dejen ahí. Le damos la posibilidad de, por 50 céntimos, ponérsela en un recipiente», explica Julián Domínguez. Y en el Bóveda, de Carril, afirman que esta es una práctica muy extendida entre sus clientes. «Para nosotros es mejor que se la lleven porque así no la tiramos», asegura el cocinero Ramón Bóveda.