«Temos a sensación de que os árbitros non nos respetan», dice el Ribadumia

La Voz VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Presentará un recurso solicitando la retirada de las tarjetas que el colegiado les mostró a los aurinegros Bugallo y Eloy en el túnel de vestuarios

12 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Non é a primeira vez que se nos falta ao respecto, que se rin de nós». Quien así habla es Cristina Serantes, delegada del primer equipo del C.D. Ribadumia y portavoz de la directiva del club, que ayer adelantó la presentación de un recurso ante la Real Federación Galega de Fútbol solicitando la retirada de las tarjetas que el colegiado del partido del domingo en A Senra con el Boiro, el vigués Gabriel Quintairos, les mostró a los aurinegros Bugallo y Eloy en el túnel de vestuarios, con el partido ya concluido. Una decisión que, sostiene Serantes tras consulta con el informador arbitral que presenció el derbi, excede las competencias del colegiado, que carecería de capacidad sancionadora finalizado el choque.

Serantes y el entrenador del Ribadumia, Luis Carro, han manifestado el profundo malestar en el club por la actuación de un colegiado que respondió con una tarjeta amarilla a Bugallo a sus quejas por una presunta agresión del lateral del Boiro Paco con el balón parado antes del saque de córner que cerró el partido; agresión que derivó en un labio partido.

La delegada, golpeada

La segunda amarilla al central aurinegro, y la roja directa a su compañero Eloy por calificar de lamentales a los integrantes del trío arbitral se habría producido en paralelo a la tangana originada nada más acabar el choque en el túnel de vestuarios. Cuando uno de los jugadores del Ribadumia le preguntó a Paco si no se iba a disculpar con Bugallo, y el del Boiro lo empujó al suelo. Tratando de separar a unos y otros, la propia Serantes recibió un golpe, involuntario aclara, del técnico del Boiro.

«A sensación é de que os árbitros non nos respectan», declara Luis Carro. «Se un xogador se lle acerca a un colexiado cun beizo partido, cando menos debería darlle o beneficio da dúbida; e non expulsalo».

En la misma línea, Serantes denuncia los malos modos con los que el árbitro la despachó cuando fue a preguntarle por las expulsiones, que se sumarían a otros «desplantes e faltas de respecto» sufridas desde el estamento arbitral hacia ella y su club, y reclama que «se queren educar os nenos en valores, os de arriba terían que empezar a controlar o traballo e os modos dos colexiados.