«Las mujeres utilizamos más la intuición, es nuestro sexto sentido»

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Sus vinos están hechos por ellas, y con ellos quieren reivindicar el empoderamiento femenino

22 nov 2018 . Actualizado a las 23:49 h.

María lleva toda la vida en la bodega familiar, Don Olegario. Cris llegó allí para colaborar con su albariño. Pero de ese encuentro ha surgido un nuevo proyecto protagonizado, en exclusiva, por mujeres. Ellas cultivan la vid, en Rías Baixas y Ribeira Sacra, y ellas hacen unos vinos que buscan, sobre todo, reflejar su personalidad. De ahí ha nacido Os Dunares, un albariño, un caíño y un rosado, cuyas etiquetas recuerdan a una duna de playa cuando se las pone juntas, en un diseño de Ana Seoane. Sus vinos son como ellas «atrevidas, frescas, divertidas» y están siendo muy bien aceptados en todos los mercados. De hecho, se venden ya en Finlandia y en el Reino Unido, entre otros países.

-¿De dónde surge este proyecto de Anónimas Viticultoras?

-María Falcón: Cris empezó a colaborar con nosotros, en Don Olegario en el 2015. Y, aunque estamos en Rías Baixas, surgió la idea de hacer un rosado de caíño.

-Cris Yagüe: Es una variedad de uva que nos ha seducido. Es autóctona y tiene unas características muy especiales. María dijo, si hacemos un rosado podemos recuperar viñedos antiguos y la viticultura tradicional. Y como somos atrevidas, como el rosado, aquí estamos.

-¿Qué buscan con esta iniciativa?

-C. Y.: Estamos en un punto en el que ese atrevimiento nos permite hacer lo que nos da la gana. Así que dijimos, vamos a coger las riendas de este proyecto y a hacer cosas que nos gusten. El caíño es una variedad complicada, pero nuestra intuición es que se adapta muy bien al rosado y habla mucho del territorio y de las variedades autóctonas del Atlántico.

-M. F.: Queremos que nuestros vinos expresen el carácter de la zona y reflejen cómo somos nosotras.

-C. Y.: La primera importadora belga que probó nuestros vinos nos dijo: «Se nota que detrás de este vino hay una mujer». Porque hay un reflejo de ti en los productos que elaboras.

-¿Hay diferencias entre los vinos que hace un hombre y los que hace una mujer?

-M. F.: El vino es un reflejo de nuestra personalidad, pero yo no sé si hay diferencias de género, yo creo más que es de personas.

-C. Y.: Yo creo que las mujeres utilizamos más la intuición. El vino te va diciendo cosas y tu intuyes lo que necesita, las decisiones no están tomadas de antemano. Yo creo que las mujeres tenemos ese sexto sentido que se llama la intuición femenina. Dicen que los vinos para mujeres son más sencillos. Nosotras no queremos eso porque nos gustan los vinos complejos.

-Cuéntenenos un poco más qué es Anónimas Viticultoras.

-M. F.: El nombre de Anónimas es un homenaje a todas esas mujeres que nadie conoce por su trabajo. Queremos valorizar su labor y darles más visibilidad. Tenemos un diccionario con 1.800 nombres de gallegas que destacaron en diferentes profesiones y queremos darle el nombre de una de ellas a cada añada.

-¿Y están encontrando muchas trabas por ser su proyecto solo hecho por mujeres?

-M. F.: No encontramos trabas, ya que mujeres anónimas las hay en todas las casas. Que nadie se equivoque no hacemos vinos para mujeres, son para todo el mundo. Estamos contentas porque a la gente le está gustando el proyecto y sobre todo los vinos.