«Se hai oferta de heroína, e a prezos baixos, é probable que a porcentaxe de xente enganchada se dispare ao nivel dos 80»

Rosa Estévez
r. estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La reaparición de esta droga en el escenario es motivo de gran preocupación

19 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año, cuando comenzaron a producirse los primeros alijos de heroína, Manuel Isorna supo que, más pronto que tarde, ese problema acabaría llegando a los centros de atención a drogodependientes. A estas alturas, el tiempo ya le ha dado la razón. El repunte en el consumo de esta sustancia está ahí, y hay motivos para preocuparse. «A disponibilidade e a accesibilidade son factores determinantes para que a xente consuma unha substancia», explica Isorna. En una sociedad en la que hay una gran cantidad de policonsumidores «é bastante probable que a porcentaxe de xente enganchada á heroína se dispare aos niveis dos anos oitenta e noventa». La situación es especialmente grave si miramos hacia los más jóvenes, los que precisamente no tienen memoria de la tragedia que se vivió cuando la heroína barrió a cientos de personas. «Hai medio millón de adolescentes en España, de entre 14 e 18 anos, que consumen tabaco, alcol e cannabis. Se atopan heroína no mercado, e barata, vana probar. Se teñen acceso a ela van facelo, iso seguro», explica. El escenario es dantesco, y la única manera de darle la vuelta es articular la lucha contra la droga de una vez por toda, tomando medidas asentadas en datos y realidades, no en modas. A su juicio, está claro que «o modelo que funciona, o que hai que seguir, non é o de Canadá. É o de Islandia». ¿Y en qué consiste este? En primer lugar, en que todos tomemos conciencia de nuestras responsabilidades. «Hai moitos rapaces que estamos deixando desprotexidos. Os pais, os docentes, toda a sociedade», explica Isorna. En Islandia es obligatorio que los progenitores acudan varias veces al año a una escuela de padres para aprender a gestionar la relación con sus hijos, ayudándoles a detectar problemas y a solucionarlos. Para eso es necesario pasar tiempo con ellos y olvidar el falso mito del «tiempo de calidad». En Islandia también es obligatorio que los niños realicen actividades deportivas y culturales después de sus clases. Esos dos elementos reducen, y mucho, el riesgo de caer en la droga.

Ravella toma medidas para vigilar A Escardia

Obviamente, la solución a un problema tan complejo como este va mucho más allá de lo que pueda hacer un Concello. Al fin y al cabo, que los yonquis dejen de consumir en la calle no querrá decir que la heroína no siga haciendo estragos. Los ojos no verán, pero la vena continuará abierta. No obstante, esta situación entraña también una cuestión de orden ante la que el gobierno local de Vilagarcía adoptará medidas tras la constatación de que algunos adictos a este opioide se están inyectando a plena luz del día en las proximidades del colegio de A Escardia. Tras conocer las quejas de los vecinos de la zona, el alcalde, Alberto Varela, se reunió ayer con la jefa de la Policía Local, Mari Carmen Durán, para pedirle que intensifique la presencia de los agentes.

De forma paralela, el regidor se pondrá en contacto con los responsables de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, a quienes competen en puridad las cuestiones de orden público. Algunos vecinos sospechan que en A Escardia puede estar funcionando un punto de venta de heroína, lo que explicaría la presencia de consumidores en el aparcamiento disuasorio paralelo a la calle Vila Janer. «No se cortan nada, hemos visto gente consumiendo a las doce y media del mediodía», apunta una mujer cuya vivienda se encuentra en las inmediaciones del centro escolar y muestra su preocupación por las prácticas que, asegura, se suceden en el estacionamiento. «Nosotros paseamos por aquí y aquí aparca todo el mundo, también los padres y las madres que vienen a buscar a sus niños a la salida del colegio», añade.

La misma vecina asegura haber visto cómo un par de individuos de mediana edad fumaban sobre un papel albal, el clásico chino. Sin embargo, las formas de consumo no se limitan a la inhalación de la heroína. En un rincón del aparcamiento público podían contemplarse, todavía ayer, un par de jeringuillas. Las agujas aparecen tapadas, al menos, con sus respectivos capuchones. Magro consuelo para quienes conviven con esta situación, que el Concello quiere atajar.

De momento, en la zona se ha producido un intento de robo (un testigo relata que hace unos días, por la mañana, observó cómo un sujeto que parecía sufrir el síndrome de abstinencia estuvo a punto de atracar a una mujer) y algún amago de pelea.

Por lo demás, la creación del estacionamiento disuasorio ha mejorado, en general, el estado de la finca en la que se aparcan los vehículos. Sin embargo, no ha impedido que en determinados puntos se sigan acumulando residuos de todo tipo. Las jeringuillas, de hecho, lucen junto a unas cuantas botellas de agua y de cerveza, a un envase de yogur líquido, alguna que otra lata y a una variedad pasmosa de desechos que demuestran el poco cuidado que en general se dispensa a los espacios públicos.