El GRS, un caballo de batalla frente al narco, el terrorismo y los incendios

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

Ramón Leiro

La unidad de élite de la Guardia Civil conmemora en Pontevedra su 30 aniversario

11 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la semanas pasada dieron cobertura a los agentes que llevaron a cabo la macrorredada realizada en O Vao, Poio, ayer colaboraron en el operativo contra tres bandas latinas asentadas en la ciudad de Vigo. Una de las unidades élite en el seno de la Guardia Civil es el Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número siete acuartelado en Castrosenín, Mourente, que este año conmemora el treinta aniversario de su constitución.

Entre sus cometidos, la prevención, mantenimiento y, en su caso, restablecimiento de la seguridad pública en situaciones de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública. De este modo, tres son los ámbitos en los que actúan los agentes pontevedreses: por un lado, en grandes concentraciones de personas; por otro, dando protección a autoridades y altas personalidades; y, por último, dando cobertura a las unidades territoriales en sus distintos operativos y despliegues.

Precisamente, con respecto a este último escenario, Javier Losada, delegado del Gobierno en Galicia, tuvo ocasión de contemplar ayer un ejercicio en el que un grupo de guardias civiles empleando un perro de la unidad cinológica conseguían reducir a un hombre armado con un machete, un terrorista simulado que pretendía atentar contra las personas.

De igual modo, en los últimos años, los agentes del GRS se han mostrado como unas piezas básicas en algunos dispositivos especiales frente al narcotráfico o como el habilitado para la lucha contra los fuegos forestales. Estos últimos son operativos en los que se refuerza la seguridad para prevenir la actividad incendiaria.

Como antesala de la celebración del Día del Pilar, patrona del instituto armado, Javier Losada, acompañado por la subdelegada pontevedresa Maica Larriba, tuvo ocasión de conocer de primera mano el trabajo que desarrolla esta unidad creada en 1988 en plena escalada de los atentados terroristas de ETA que, por primera vez, empleó aquel año las cartas explosivas.

Entre lo medios y material de los que dispone el GRS, y al margen del equipamiento empleado a la hora de intervenir en situaciones en las que se concentra un importante número de personas, sobresale el relacionado con la contención de incidentes NRBQ. Son medios cuyo uso está pensado en caso de incidentes o, llegado el caso, atentados terroristas de índole nuclear, radiológico, biológico y químico.

El delegado del Gobierno anuncia nuevas redadas como la realizada en O Vao

Una semana después de la macrorredada que presumiblemente ha permitido a la Guardia Civil descabezar a los cuatro clanes más activos en la venta de drogas de O Vao, en Poio, el delegado del Gobierno aseguró ayer que este operativo no va a ser, ni mucho menos, algo puntual. Así, Javier Losada precisó que se trata de «operaciones constantes que hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, operaciones que incrementaremos en los próximos meses. Estamos siempre en alerta».

Tras calificar de éxito este despliegue y felicitar a los agentes que intervinieron en el mismo, resaltó que «son operaciones que traen consigo una mejora en la salud pública de la ciudadanía». Es por ello que enmarcó la operación Clavao en la «lucha decidida de las fuerzas de seguridad y del Gobierno contra el narcotráfico, en este caso, contra el narcotráfico de distribución».

«Es una lucha constante», insistió destacando el papel que tuvieron los agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de Castrosenín que garantizaron el desarrollo de la redada de O Vao.

Este operativo desarrollado la semana pasada determinó el ingreso en prisión de una decena de sospechosos de trapichear a pequeña escala con heroína y cocaína. En la actualidad, esta considerada la operación más importante de las llevadas a cabo en el asentamiento marginal de Poio, ya no por la cantidad de droga intervenida o el número de detenciones realizadas, sino por las consecuencias que puede tener, ya que el fiscal y la Guardia Civil estiman acreditada la existencia de un entramado criminal en el que los cuatro clanes -al menos, tres de ellos dirigidos por mujeres- se organizaban para realizar las transacciones repartiéndose las cuatro semanas de cada mes.