Lemiña lleva 23 días detenido en Perú sin que Marruecos oficialice su extradición
AROUSA
La Justicia peruana pide información a la marroquí, que solo tiene la Policía Nacional
04 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.A Víctor Manuel Lemiña Cores hace tiempo que le quedó pequeño su Vilaxoán natal. A ojos de la Policía Nacional, ya en el 2016 lideraba una organización gallego-marroquí que cayó con un alijo de 2.500 kilos de coca incautados por una fragata del Ejército magrebí frente a la ciudad de Dakhla. La investigación posterior -que se inició en el Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo y prosiguió en la Audiencia Nacional- derivó en una orden internacional de arresto por parte del Tribunal de Primera Instancia de Tánger, que ejecutó el pasado 11 de septiembre la Interpol en Lima, Perú. Desde entonces, Lemiña, suma 23 días a la espera de que la Justicia magrebí oficialice su orden de extradición.
El origen del retraso es la no ejecución de la citada petición por parte de Marruecos, que también tendría investigado a Lemiña por integrar, en ese país, una organización con gran capacidad de trabajo. A mayores, está la petición de información solicitada desde Perú al juzgado de Tánger para conocer al detalle la implicación del arousano en el citado alijo de coca del 2016, algo que también afecta a la Audiencia Nacional por instruirse ahí la causa en España. De hecho, que hubiera dos investigaciones acabó derivando en un episodio muy sonado en el ambiente de la lucha contra el narcotráfico.
Ocurrió el 12 de noviembre del 2016 en el océano Atlántico. El buque de la Armada Española Tornado, con agentes de la Brigada Central de Estupefacientes a bordo, se disponía a ejecutar el abordaje, tras dos años de investigaciones, cuando una fragata marroquí apareció en escena para custodiar hasta tierra dicho pesquero ante la perplejidad de los representantes españoles. Al poco de solventarse las tensiones diplomáticas ocasionadas en alta mar, Marruecos emitió la orden de detención que ejecutó la Policía poniéndolo a disposición de la Audiencia Nacional. En esta ocasión, igual que ahora con Perú, Marruecos también se demoró en ejecutar la extradición y Lemiña fue puesto en libertad con medidas cautelares. Ahora, dos años después, explican en la Brigada Central de Estupefacientes que Lemiña sigue estando en manos de la Justicia marroquí, a la vez que reconocen la existencia de algún problema de fondo que ralentiza el envío de este arousano a una cárcel del norte de África.
En este tiempo, Lemiña, atendiendo a lo manifestado por la Interpol tras su arresto, no ha perdido el tiempo. Hablan de él como un bróker internacional de este gran negocio globalizado que es el narcotráfico. Le otorgan el poderoso rol de ser uno de los narcos más poderosos del mundo, bautizándolo como «El Barón de la Droga» por la gran cantidad de cocaína que movería en países como España, Holanda, Italia, Estados Unidos, entre otros. Interpol añadió que Lemiña Cores fue seguido desde su salida de Marruecos, en España y a su paso por Brasil hasta llegar a Lima, en donde se habría asentado gracias a colegas del negocio en México con quienes habría coordinado en el pasado diversos envíos de cocaína a diferentes partes del mundo.
El arousano habría liderado un alijo de 2.500 kilos de coca requisado en 2015 por el ejército marroquí
Agentes del Greco declaran con la cara tapada para no ser reconocidos por los acusados en la vista
Los cerca de 20 agentes del Grupos de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) que participaron en la operación Santa (permitió el decomiso en el 2015 de cuatro toneladas de hachís y 580 kilos de coca y la detención de los narcos Francisco Javier Fernández Pomares, O Peque, y Lorenzo Toledano) empezaron a prestar declaración ayer en una nueva jornada del juicio por esta causa en la sección tercera de la Audiencia Nacional. La gran novedad, y logro para el Greco, fue conseguir que los funcionarios declarasen en sala con el rostro cubierto para no ser reconocidos por los acusados, ya que muchas veces se repiten en diferentes investigaciones.
Es el caso, por ejemplo, de David Pintor, detenido hace tres años en la operación Santa, en libertad con cargos a la espera de este juicio desde entonces pero detenido nuevamente este verano. ¿El motivo? La incautación de una tonelada de hachís en Murcia en la que también estaría implicado, según la Policía Nacional. «Es un logro, sobre todo para los agentes, que pueden seguir trabajando en la calle sin riesgo de ser reconocidos. El caso de David Pintor es uno más, pero deja claro que muchos de estos investigados, si están en la calle y teniendo causas pendientes, vuelven a intentarlo». El citado David Pintor, tras ser detenido este verano, recuperó la libertad ese mismo día pagando 40.000 euros de fianza.