Los vikingos le ganaron al calor

bea Costa / Daniela de Amorín

AROUSA

El desembarco volvió a atraer a miles de personas a orillas del Ulla

06 ago 2018 . Actualizado a las 11:15 h.

No es de extrañar que haga calor durante el desembarco que cada primer domingo de agosto se hace en Catoira, pero pocas veces los vikingos tuvieron que luchar con semejantes temperaturas. Los guerreros y las miles de personas que acudieron al pie de las Torres de Oeste para ver como los conquistadores del norte sometieron a este reducto de la cristiandad sudaron. Por cierto, que entre los asistentes se encontraba el mediático chef Alberto Chicote.

A grito de «¡Úrsula, Úrsula!» un regimiento de casi trescientas personas invadió, por barco y por tierra, la orilla sur del Ulla, aunque, la sangre no llegó al río. Aquellas bárbaras batallas han dado paso a una fiesta que cada año atrae a más gente. Y no solo a la hora de la batalla. A la magna cena vikinga de la víspera asistieron más de novecientas personas y los asistentes a la obra de teatro y conciertos se cuentan por miles. Catoira presume de fiesta de interés turístico internacional y se ha esmerado.

Sus vikingos ya no lucen esas terroríficas cornamentas en la cabeza que el tópico identifica con los antiguos guerreros escandinavos, pero nada más lejos de la realidad. El éxito de la Romaría Vikinga también obliga a redoblar esfuerzos, de modo que el Concello debe extremar las precauciones porque entre tanta gente y tanto vino -este domingo corrieron 500 litros de tinto y se repartieron 1.700 kilos de mejillones- no son extraños los excesos. Guardia Civil y Protección Civil tuvieron mucho trabajo para controlar a las docenas de embarcaciones que pretendían seguir a los drakkars y galeones demasiado cerca, pero finalmente lograron despejar el camino y los vikingos tocaron tierra sin motores ni poliéster de por medio.