Encuentra a una ladrona en su casa y logra encerrarla hasta la llegada de la policía

Rosa Estévez
rosa estévez VILANOVA / LA VOZ

AROUSA

Óscar Vífer

Ocurrió en Vilanova de Arousa, hasta donde la asaltante llegó en un taxi que la esperaba en la puerta

26 jun 2018 . Actualizado a las 12:25 h.

Tendría que haber estado en la finca, apañando espinacas. Pero ayer, a Carmen, una voz pareció decirle «no vayas, no vayas». Y no fue. En lugar de ir hasta la huerta, se quedó en casa, limpiando. Gracias a eso, esta veterana vilanovesa, que presume de unos 74 años pletóricos de energía, logró abortar un robo en su propia casa. Ocurrió en Ousensa, en una zona rural de Vilanova de Arousa, en una mañana de cielo plomizo y ambiente estanco.

Carmen, dice, se afanaba en sus tareas en la parte de atrás de la casa cuando escuchó cómo un coche se detenía ante su vivienda. «Fun mirar quen era, e vin que era un taxi e que del baixaba unha muller». No consiguió ver hacia donde se dirigía y tampoco le prestó más atención: entre idas y venidas se había encontrado con su nieta, que regresaba de recoger las notas del instituto. Se detuvo con ella unos instantes y volvió a poner rumbo a la puerta de atrás de la casa. «En canto me acerquei xa vin que a cancela estaba aberta», recuerda. Sus dos perros entraron antes que ella, pero no la avisaron con ladridos de que algo extraño pasaba. Quizás no les dio tiempo, porque enseguida vio Carmen cómo, de la puerta corredera, emergía la figura de una desconocida. No lo dudó y se encaró con ella. La extraña le dijo que estaba buscando una casa de alquiler. Pero la excusa no coló. «Pregunteille que me roubara, e dixo que nada. Pero caéronlle do escote uns pendentes que eran da miña nai. Agora fáltame un, que non o atopo». Por eso no deja de mirar al suelo mientras habla.

«Dixo que non roubara nada, pero caéronlle do escote uns pendentes que eran da miña nai»

Así que Carmen no se lo pensó dos veces. Le dijo a la desconocida que «de aquí non se movía mentres non chegase a policía». Le cerró la cancilla y la retuvo durante un rato. Quizás A Cañona, nombre por el que según le dijeron era conocida la asaltante, se habría escapado si no fuese porque en ese momento llegó la hija de Carmen. Volvía de trabajar cuando se encontró un taxi delante de casa y oyó los gritos de su madre, diciendo que le habían robado. «Crucei o coche diante do taxi e baixei a ver que pasaba», narra la hija de Carmen. Entre las dos consiguieron evitar la fuga de la desconocida, que llegó a desnudarse ante ellas para convencerlas de que no llevaba ningún objeto encima. «Pero levar, levaba. Fun mirar se faltaba algo e faltaba, ademais dos pendentes da miña nai, unha cadea de ouro do meu home», relata Carmen. Por fortuna, esta segunda pieza sí pudo ser recuperada. «Cando chegou a Policía Local levouna a un aparte, e non sei que lle dixeron, pero recuperaron a cadea», cuenta. Luego entró la Guardia Civil en escena, cuyos agentes se encargaron de custodiar a A Cañona, contra la que hay una denuncia por hurto. «Vai entrar por unha porta e saír pola outra, aínda que ten bastantes antecedentes», vaticina Carmen. Está convencida de que fue su vuelta a casa, y el ruido que hizo al abrir el portalón para entrar, lo que hizo que la mujer interrumpiese su rastreo en la vivienda. «Non fixo máis dano, porque tampouco tivo tempo», recalca Carmen. Ayer por la tarde narraba la historia a los vecinos que se iba encontrando por el camino. «Póñenseme os pelos de punta», decía una de las mujeres con las que se cruzó. «Menos mal que non fun ás espinacas», concluye Carmen.