«Los otros abogados me miran raro»

Loreto Silvoso
LORETO SILVOSO A CORUÑA / LA VOZ

AROUSA

MARCOS MÍGUEZ

Apostó, junto a la grovense Julia Álvarez, por crear una cooperativa, fórmula que no existía en Galicia

13 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Su prefijo favorito es «co». La abogada coruñesa Eva Rosende ha co-fundado la primera cooperativa de abogados de Galicia, junto al compostelano Miguel Vázquez Cacho y la grovense Julia Álvarez Martín.

-Galicia es un minifundio de cooperativas agrarias y de viviendas; pero, en el mundo de la abogacía, la suya es la primera. ¿Es una tendencia que irá a más?

-Sin duda. En Cataluña, por ejemplo, ya hay alguna de gran tamaño. También se han creado ya en Madrid y Andalucía.

-¿Cómo han sido acogidos aquí entre los demás abogados?

-Bueno... La gran mayoría nos miran raro. Yo creo que no les gusta esta fórmula.

-¿Cree que lo contemplan como una modernez y poco más?

-Sí. Muchos nos lo dicen, incluso: «Si no hay ninguna, será por algo», «¿Qué es eso de que todos pongáis la misma pasta y que nadie mande más que ninguno?». A muchos abogados veteranos no les gusta. Mientras, nos escriben muchos jóvenes que acaban de terminar la carrera y les encanta cómo trabajamos.

-¿En qué se diferencia una cooperativa de un bufete al uso?

-En que aquí cada socio tiene un voto. Es una estructura de organización mucho más democrática.

-Pero lo de abogados que se juntan y comparten gastos ya está inventado.

-Ya, pero aquí nadie ha hecho una aportación económica superior a la del otro para que eso le dé un derecho a tener más peso en las decisiones. Aquí no existe eso de «Yo he puesto más dinero, así que mando yo».

-¿Y lo comparten todo? ¿Comparten asuntos, gastos y beneficios?

-Compartimos gastos y asuntos. Los beneficios van en función del trabajo aportado por cada uno.

-Ya hay sociedades civiles de abogados que funcionan así.

-Pero una sociedad civil no tiene personalidad jurídica propia. Cada uno de los partícipes es autónomo y declara los ingresos por sí mismo.

-Vamos con la pregunta fundamental: ¿Qué le aporta al cliente esta fórmula jurídica?

-Le da la seguridad de que nuestra forma de trabajar, tanto interna como externamente, respeta una serie de valores. Somos responsables socialmente. Y queremos crear un autoempleo sostenible, sin mercantilismos.

-¿Es una actitud? ¿Como si yo opto por la comida ecológica?

-Es un compromiso con la sociedad. La propia forma jurídica del cooperativismo implica y conlleva una serie de obligaciones, como tener un código ético. Reservamos un porcentaje de los beneficios obligatoriamente a la formación. Es una manera responsable de ejercer la profesión y de ser empresario.

-¿Es una cuestión de principios?

-También. Tenemos un marcado carácter autonómico. Nos regimos por la ley de cooperativas de Galicia. Estamos inscritos en un registro gallego y nuestro compromiso con Galicia es mayor. Esa me parece una diferencia importante. Todos los escritos los hacemos en gallego. Es un compromiso con el idioma. Trabajamos en Galicia y para los gallegos, por eso tenemos una fórmula jurídica gallega. La palabra Galicia está en nuestro nombre.

-Otro de sus principios básicos es la igualdad. ¿Por eso su cooperativa se llama «Artigo 14»? [Los españoles son iguales ante la ley, artículo 14 de la Constitución Española]

-Eso es. Por nuestros valores democráticos y porque buscamos la igualdad, tanto hacia afuera con el cliente como de manera interna. En la toma de decisiones participamos todos de manera horizontal. No es una estructura jerárquica.

-Hay otra igualdad, entre sexos.

-Con la que también estamos muy implicados. Los tres socios intentamos ser muy activos. Tenemos un compromiso con el lenguaje inclusivo, colaboramos con Fundación Mulleres, etc.

-¿Salió a la calle el 8-M?

-Sí, y ese día moderé una charla sobre el tema. Lástima que, de los treinta asistentes, solo cuatro eran hombres. ¡El feminismo también debe interesarle a ellos!

«Tras las cláusulas suelo, toca revisar los intereses abusivos de las tarjetas»

Pese a su juventud, la abogada coruñesa Eva Rosende ya ha ganado su primer caso importante en los tribunales: el de los intereses usureros de las tarjetas de crédito.

-¿Son las tarjetas ‘revolving’?

-Sí. Se concedieron en los años de la crisis, entre 2007 y 2010. Para entender su sistema de amortización, haría falta una licenciatura en Económicas. ¡Y aún así nos costaría bastante!

-¿Encubren intereses abusivos?

-Sí, muy elevados, de un 25 % o un 26 %, lo cual es una absoluta barbaridad.

-¿Qué estrategia planteó usted para ganar este caso?

-En España sigue vigente una ley de represión de la usura, que es del año 1908. Al no estar derogada, intenté que se anulasen los intereses de esa tarjeta de crédito y la justicia me dio la razón.

-Y empezaron a surgir más casos.

-Sí. Estamos teniendo decenas de casos, en Santiago y en A Coruña, sobre todo. A algunos les devuelven de repente 3.000 euros sin tener que ir a juicio. En las demandas con las que estamos ahora, ya nos llaman de las compañías para llegar a acuerdos.

-Póngamelo en números.

-Una persona pagó 25.000 euros con la tarjeta. De esa cantidad, 11.000 fueron intereses.

-Va a ser cierto eso de que no nos leemos la letra pequeña al contratar algo, ¿no?

-En numerosas ocasiones han sido contrataciones telefónicas.

-Lo malo es que hay TAE’s que siguen siendo muy altas.

-Se siguen comercializando productos bancarios con TAE’s del 25 y de 26, pero los jueces no pueden entrar a decidir qué sería lo razonable, pero sí cuando algo es notablemente superior al interés del dinero. Y esto lo es.

-Va a ser un bum, auguro...

-Lo decía Adicae el otro día. Tras las cláusulas suelo, la siguiente carga doméstica que hay que revisar son las tarjetas de crédito con intereses abusivos.