La directiva del marisqueo a pie de Carril acusa a la Xunta de alimentar la tensión

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Afirman que hasta los trámites más normales se convierten en fuente de conflicto

06 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La convivencia en el seno de la agrupación de marisqueo a pie de Carril parece irremediablemente rota. Por eso, cualquier cuestión, por pequeña que sea, por rutinaria que resulte, puede dar pie a un conato de rebelión. Volvió a ocurrir ayer. A las once y media de la mañana tenían previsto las mariscadoras bajar a faenar a la playa, pero no pudieron hacerlo. Unas horas antes, a las ocho, la asistencia técnica de la cofradía había acudido al lugar para tomar muestras de la salinidad del agua. Los datos recogidos eran bajos. Lo suficientemente bajos como para temer que, con el trabajo de la zona, se provocase una situación insostenible para el marisco que en ella habita. Por eso, se informó a la directiva de la agrupación de a pie de la situación y se les recomendó suspender la jornada de trabajo.

Así se hizo. «Si los propios biólogos nos dicen que hay un problema de salinidad, que ir a trabajar hoy nos puede acabar causando un daño grande, ¿qué íbamos a hacer? Pues lógicamente suspender el día, porque lo que pudiésemos ganar ayer no nos iba a compensar si se nos muere el marisco», explican desde la directiva de la agrupación de a pie. Hasta aquí, todo normal: no es ni sorprendente ni extraordinario. Al filo de la nueve de la mañana, desde Carril se cursaba una solicitud a la Xunta para suspender la jornada de trabajo, explicando que la baja salinidad podía poner en riesgo el recurso.

Retraso en la respuesta

La respuesta de la Administración, sostienen fuentes de la cofradía, suele ser bastante rápida. Pero en esta ocasión tardó en llegar. No fue hasta las diez y media que se recibió en Carril una orden de la Consellería do Mar atendiendo la demanda presentada por la directiva de la agrupación y dejando en suspenso el día de trabajo. Pero, para entonces, ya se había generado un clima de tensión entre los integrantes de la agrupación de a pie. «Un grupo, las de siempre, dijeron que iban a ir a trabajar». Aunque se presentaron en la playa, no llegaron a hacerlo, puesto que la orden de la Xunta llegó a tiempo.

Desde la directiva de la agrupación de marisqueo a pie lamentaban ayer que la Administración se demorase tanto en su respuesta. Y se quejaban, sobre todo, de que «determinadas personas de la Xunta les estén dando alas a este grupo crítico, porque lo que hacen así es complicarnos la vida todos los días, poniendo trabas e impidiendo que la agrupación trabaje con normalidad». Creen, también, que «están haciendo que el conflicto cada vez vaya a más, cuando deberían hacer lo contrario y ayudar a resolverlo».