¿Alguien quiere ser rector de la Universidad de Vigo?

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

AROUSA

M.MORALEJO

Salustiano Mato reconoce la presión y el desasosiego que produce el cargo, mientras nadie da el paso a sucederle

30 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El tiempo corre y las reuniones y corrillos en la Universidad de Vigo se suceden para zanjar las candidaturas al rectorado. Las elecciones serán como muy tarde en mayo, pero si se agilizan los trámites, todavía queda tiempo para celebrarlas en abril. El problema es que aún no hay candidatos oficiales. Algunos que podrían serlo por su condición de catedráticos no están por la labor tras varios años en el equipo de gobierno y otros, que aún no se han estrenado, se hacen de rogar. Eso en lo que se refiere a la posible candidatura de los afines al actual rector.

La otra, la de los opositores (a falta de nombre), de momento tiene un portavoz, el catedrático de Fisiología Vegetal, Manuel Reigosa. En caso de que nadie del grupo se postule como candidato, estaría dispuesto a liderar este nuevo equipo.

En un encuentro informal del rector, Salustiano Mato, y Manuel Reigosa, aquel le alentó a mantener la unidad, lo que se podría interpretar como una invitación a trabajar por una candidatura única. No sería la primera vez que se presentara una sola opción. Es lo que sucedió en las últimas elecciones del 2014, a las que solo concurrió el grupo de Salustiano Mato (Alternativa Universitaria). Sin embargo, parece que en esta ocasión los de Reigosa están dispuestos a no dejarse embaucar y a seguir adelante con su proyecto.

Resulta curioso que al alejarse el peor momento de la Universidad salpicado por los recortes, apenas exista interés por ponerse al frente de la institución. Un escenario distinto fue el del 2010, cuando se hablaba de varios interesados para ocupar el cargo, entre ellos algunas mujeres. La representación femenina de la Universidad no ha logrado llegar nunca al rectorado, algo por otra parte habitual en las universidades gallegas. En aquel 2010 la candidatura de Salustiano Mato (Alternativa Universitaria) logró una apretada victoria frente a la de Nova Universidade, liderada por el catedrático de Derecho del Trabajo Jaime Cabeza.

Ayer, Mato, aprovechó su último acto oficial en la celebración de Santo Tomás de Aquino para hacer una reflexión a modo de despedida. Reconoció la presión que lleva consigo el cargo. «Isto leva a convivir cun desasosego continuo que non permite contemplacións nin dá tempo para soñar». Aseguró que «nunca tiven honra máis grande ca servilos» y destacó el salto cualitativo que permitió acercar la institución a la sociedad. A su sucesor le deseó suerte «para seguir mantendo e mellorando a influencia da Universidade de Vigo na sociedade galega, española e internacional».

En el acto se concedieron 72 premios de fin de carrera, grado y doctorado correspondientes al curso 2016-2017. Del total de los galardones el 61 % corresponden a mujeres y el resto a hombres, que solo superan a sus compañeras en los doctorados.

Gabriel’s oboe, Ma rendi pur contento y Gaudeamus Igitur se intercalaron en la ceremonia, que recuperó los típicos pinchos, eliminados con la crisis económica.

«El aprendizaje no solo fue académico»

Patricia Alonso Ruido es psicopedagoga. Estudió en la Facultad de Ciencias de la Educación del campus de Ourense. El premio se le otorgó por su tesis Evolución del fenómeno sexting y de los riesgos emergentes en la red en adolescentes de la provincia de Ourense, dirigida por las profesoras María Lameiras y Yolanda Rodríguez. «Ha sido un aprendizaje muy grande, solo académico, sino de crecimiento personal», explica. La tesis le ocupó cuatro años y en la actualidad sigue vinculada a la investigación.

«Es bueno que haya tantas prácticas»

Karina Blanco Bugallo es de Fornelos de Montes y estudió Relaciones Laborales y Recursos Humanos en el campus de Vigo. Obtuvo el premio de grado. «Lo que más me gustó es que haya tantas prácticas, la mitad de las asignaturas lo son. Ahora hago el máster de prevención de riesgos laborales en Minas y estoy trabajando con una beca Feuga en una empresa de recursos humanos», indica. Sobre los profesores, dice que «son exigentes y a la vez cercanos, te facilitan información y material», añade.

«La inteligencia emocional ayuda»

María Julia Arias Rodríguez es otra de las premiadas. Estudió el grado de Educación Primaria en la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte del campus de Pontevedra. En la actualidad prepara oposiciones y colabora en trabajos de investigación sobre la inteligencia emocional y la motivación escolar. «Me parece muy interesante que se incorpore la inteligencia emocional en los centros de enseñanza, ayuda. A más inteligencia emocional, mayor motivación y más éxito en el aprendizaje», apunta.