La cámara de vigilancia del establecimiento registró el suceso
18 ene 2018 . Actualizado a las 10:56 h.En la calle Castor Sánchez abrió sus puertas, hace apenas un mes, una pequeña tienda de ropa. Un comercio tan luminoso y alegre como su nombre, Viva la Vida. Durante la madrugada del martes al miércoles, en ese local se coló un ladrón tan solitario como, visto su modo de operar, con pocas ganas de complicarse la vida.
Fue sobre las dos y media de la madrugada cuando saltaron las alarmas. La cámara de vigilancia registró, a esa hora, una figura que, tras forzar la cerradura del local, se colaba en el interior. Sin pensárselo dos veces, el intruso se dirigió a la esquina en la que está la caja registradora y, pese a que el cajón en el que se deposita el dinero estaba bien anclado al mueble, lo arrancó y se marchó con él. No tocó ni la tablet, ni el TPV, ni el ordenador. «Cuando me llamaron para decirme que habían entrado, pensé que me había quedado sin todo ese material», razona la propietaria del local, que suspiró aliviada e incrédula cuando se encontró las cosas como las había dejado. «Tampoco tocó la mercancía», relata. Así que ayer por la mañana, aún con el susto en el cuerpo, la tienda estaba abierta y a pleno rendimiento.
Según cuenta la propietaria de este establecimiento, el ladrón no se fue muy lejos para abrir la caja que había extraído del comercio y comprobar el botín que se había llevado. En una calle cercana fue encontrado el cajón, del que faltaban únicamente los billetes: ni las monedas que se guardaban en este contenedor llamaron su atención.
Además, en ese mismo callejón vilagarciano fueron encontrados el gorro negro que vestía el caco y un destornillador de gran tamaño que, presumiblemente, fue la herramienta que utilizó para forzar la cerradura de la tienda y colarse en su interior.
Desde la Policía Nacional ya se está investigando lo ocurrido en este joven establecimiento vilagarciano. Y en este, su propietaria ya están barruntando cómo blindar su negocio textil para evitar que una situación como la vivida la madrugada del miércoles vuelva a repetirse. Y es que, pese a su proximidad a calles tan transitadas como Rey Daviña o Xoan Carlos I, Castor Sánchez parece permanecer en un ángulo oscuro.