Un Xuven ligero de brazos cae en la guillotina del C.B. Hospitalet

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Los de Chiqui Barros pasaron del 70-79 a perder el partido encajando un 15-0 en tres minutos

21 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Intuimos que el de anoche en Hospitalet será un partido a estudiar hasta la saciedad por el cuerpo técnico y la plantilla del Cambados Cidade Europea do Viño 2017. Porque, sin quitarle mérito al ganador, grande es el demérito de un equipo que pasa de su punto álgido, dominando 70-79 al rival tras hallar la fórmula de frenado de su ataque, a encajar en apenas 3 minutos y 16 segundos un parcial de 15-0 que devolvía el mando a su anfitrión en cancha catalana. Nada menos que 23 fueron los puntos recibidos por el equipo que dirige Chiqui Barros en los cuatro minutos y medio transcurridos entre el 72-79 con el que el Hospitalet arrancaba su revolución francesa, y el 93-87 con el que su guillotina alcanzaba la testa de un Xuven completamente desnortado ante la defensa en zona en 3-2 que se moldeaba en función de su desplazamiento del balón cual grillete al cuello. Los números, como las imágenes, a veces cuentan más que mil palabras.

Al margen de los 7.12 de Martín Bello en pista, casi la práctica totalidad en el primer cuarto, Chiqui Barros optó por intentar ganar con solo seis jugadores a uno de los, hoy por hoy, mejores equipos de la LEB Plata -ayer dormía colíder en espera de lo que hoy haga el Covirán con el Navarra en Granada-. Ni Poyatos, ni Reyes se estrenaron.

Desastre defensivo de salida

La primera parte fue un desastre defensivo del Xuven Cambados. Encajó 26 puntos en el cuarto inicial, y otros 23 en el segundo, para irse al descanso 49-41 en la que era hasta ese momento la máxima diferencia el encuentro. Cuando muchos pensaban que la guerra pasaría en buena medida por el desenlace del duelo individual en la pintura entre Karamo Jawara y el exXuven Shota Gelazonia, la contienda la resolvieron los exteriores. Con el escolta estadounidense Devin Schmidt convertido en una pesadilla para el Xuven con 19 puntos al ecuador del choque, incluidos cinco triples de seis intentos, al tiempo que sumaba media docena de rebotes y dos asistencias.

Los de Barros, que habían llegado a dominar el electrónico por ocho, 28-36 (min 12), merced a una gran salida en el segundo cuarto y dos triples consecutivos de Will Saunders, experimentaron en el tramo que precedió al receso del partido una muestra de lo que más tarde acabaría costándole la derrota. En dos arreones, con parciales de 9-2 y 8-0, el L’Hospitalet ponía el 49-41 desde más allá de la línea de 6,75, y amparado en la conquista de un rebote igualado durante los diez minutos de salida.

Mejoró el Xuven a la vuelta de vestuarios en la defensa de su parcela del campo, y acabó llevándose el parcial cuando consiguió acabar con las canastas de tres en tres de su anfitrión, que incluso llegaron desde los tiros libres de la mano, cómo no, de Schmidt. La defensa mixta que tan buenos resultados le está dando a Chiqui Barros puso por delante al Xuven sobre la bocina con una bandeja de Jawara, para iniciar los últimos diez minutos 66-68.

La canasta que mueve un partido

La cosa pintaba bien. El equipo amarillo había logrado anular a Schmidt, y con paciencia se puso con más 9, 68-77 con un triple de Will, y 70-79 en dos tiros libres de Juanchi. Pero entonces llegó el despertar del Hospitalet. Atribuible a su zona, cierto. Pero quizás debedor también de una canasta única. Ese triple lánguido que Schmidt anotaba a 4.38 del final desde la cabecera del perímetro, con el balón tocando en el aro, golpeando en el tablero, y solo después y al fin, entrando mansamente en el interior de la red perforada de la canasta del Xuven para subir el 75-79 en un lanzamiento de apariencia fallido. Eran los primeros puntos del cañonero local en nueve minutos. La señal de que los dioses estaban con el Hospitalet.

Entre Schmidt, Iván García y un Edgar San Epifanio convertido en líder de los suyos, el Xuven se halló en medio de la tormenta perfecta. Sin respuesta frente al vendaval desatado por su oponente, y con la mente completamente nublada a la hora de devolver los golpes. Ya rebasado por la derecha, Saunders hizo el último ademán de revertir la situación, 85-81 a 1.45. Pero dos triples de San Epifanio y García aceleraron el guillotinazo.

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