Un centenar de nuevas empresas nacieron en O Salnés este año

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Mónica Irago

Según el IGE, hasta julio se habían dado de alta 107 sociedades mercantiles, una cifra muy similar a la de ejercicios anteriores. Mariló Ramos, con una granja de galo galego, es una de las últimas emprendedoras de la comarca.

02 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La burbuja del emprendimiento. Así califican desde UPTA el escenario en el que nos movemos, en el que la desesperación lleva a muchos parados a montar sus propios negocios para intentar encontrar su camino de vuelta al mercado laboral. Según los datos facilitados por el Instituto Galego de Estatística, al cierre del mes de julio se habían constituido en la comarca de O Salnés un total de 107 sociedades mercantiles. La palma en este asunto se la lleva Vilagarcía de Arousa. La capital comarcal registró el alumbramiento de 35 nuevas empresas, todas ellas usando la fórmula de la sociedad limitada. A Illa y Meaño cierran la clasificación, con solo dos nuevas empresas registradas en ambos municipios. Por el medio se sitúan Cambados (15), O Grove (12), Meis (6), Ribadumia (3), Sanxenxo (20) y Vilanova (12).

Los datos son ligeramente inferiores a los del año pasado, cuando en el conjunto de la comarca se habían registrado, de enero a julio, 121 nuevas sociedades mercantiles. Cinco años atrás, sin embargo, la cifra era sustancialmente más baja que la que nos ofrece este 2017: en el 2012 se constituyeron, en la primera mitad del año, 92 empresas de nuevo cuño en el conjunto de O Salnés.

Según los datos de UPTA, buena parte de esas empresas desaparecerán antes de cumplir los dos años de vida. Y es que, en muchas ocasiones, los negocios se ponen en marcha sin haber sido suficientemente meditados, sin contar con estudios de viabilidad que los avalen, sin disponer de proyectos bien definidos, sin tener una red de apoyo.

La importancia de la red

De todo ello saben bastante en el coworking Dalle que Dalle, que junto con el Concello de Vilagarcía acaban de conceder los premios Emprende VGA. Tres empresas nacientes han logrado hacerse con un galardón que les abre las puertas a 3.000 euros de capital semilla con los que afrontar sus gastos y, lo que es más importantes, a varios meses de mentorización. Es decir: durante los primeros compases del negocio, se recibirá apoyo logístico y formación para lograr salir de todos los atolladeros a los que tienen que hacer frente los nuevos negocios.

En la comarca, en los últimos meses, proliferan las iniciativas encaminadas, precisamente, a eso: a respaldar a los nuevos proyectos empresariales que surgen en la zona para que logren salir adelante.

Pasó muchos años de su vida en Os Ancares, al frente de un establecimiento hostelero que era todo un emblema. Pero con el tiempo, Mariló Montero decidió regresar a su Vilagarcía natal. Volvió con decisión, con ilusión y con un nuevo proyecto en la cabeza: poner en marcha una granja en la que criar gallinas de Mos con el tiempo y el mimo necesario para producir carne y huevos de excelente calidad. «Esta raza estivo en perigo de extinción porque non se adaptou á produción industrial. É unha raza que non pode estar pechada nin podes darlle unha mala alimentación, nin alterar as súas fases de crecemento... Así que o que come galo de Mos, asegúrase de que son galos que están en liberdade, ben coidados e ben mimados. Ese é o principio dunha granxa artesanal», cuenta Mariló. Gallineros como el suyo no abundan en la comarca. Así que está convencido de que su empresa, Galo Galego, va a funcionar. No es la única: su proyecto ha sido uno de los ganadores de los primeros premios VGA.

 "Ter unha idea xenial non é suficiente"

Ese galardón supondrá para Mariló 3.000 euros para invertir en su negocio y meses de mentorización de su proyecto. «O dos 3.000 euros está moi ben, é unha axuda. Pero o da mentorización é fundamental, creo que nos ven moi ben a todos porque te permite resolver dúbidas, problemas... Porque ter unha idea xenial, ou un produto xenial, non é suficiente», razona esta emprendedora. Precisamente, la falta de esa red de apoyo es la que, dice Mariló, explicaría que tantos negocios recién nacidos naufraguen. «Hai que facer estudos de mercado, de viabilidade, hai que solucionar un montón de cousas das que non todos sabemos», señala. Ella tendrá ayuda durante un tiempo. Una ayuda que ya había encontrado antes en el coworking Dalle que Dalle, «onde todo son ánimos e facilidades». Pero el camino de Mariló no ha estado libre de obstáculos. Se topó con ese gran muro con el que se encuentran todos los emprendedores: «a burocracia, o papeleo». En su caso, hubo también problemas a mayores. El primero, encontrar un terreno en el que poder construir su granja. «Tardei un ano en conseguir unha finca», dice, sorprendida aún del gasto de energías que le supuso encontrar su lugar. Luego, cuando todo parecía rodar, entró en marcha la normativa que obligaba a blindar los gallineros por la gripe aviar. Mariló asumió los cambios y siguió adelante. Con el rumbo, bien marcado, para conseguir su objetivo.