La Semana Santa arranca bendecida por el tiempo

c. B. / r. g. / s. g. REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

m. a.

Pontevedra, Arousa y Deza se sumergen en una Pascua que apunta maneras de récord turístico

10 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector pondrá en su momento cifras a una Semana Santa a la que la presidenta de la Diputación, la socialista Carmela Silva, auguraba hace apenas unos días hechuras de récord turístico, con niveles de ocupación superiores al 75 %. Si del Domingo de Ramos depende, la temporada comienza, desde luego, de la mejor de las maneras. Procesiones y bendiciones suscitaron ayer la participación de centenares de ciudadanos en las comarcas de Pontevedra, Arousa, Deza-Tabeirós, A Estrada y Lalín.

En Pontevedra, el entorno de la iglesia de San Francisco y de A Ferrería se llenó de fieles y no fieles con motivo de la bendición general de palmas y ramos. El sol obligó a mayores y pequeños a buscar y no soltar las pocas y codiciadas sombras. Antes de la procesión con la imagen de Jesús entrando en Jerusalén, conocida popularmente como la procesión de la burrita, el cura instó por megafonía a guardar palmas y ramos ya bendecidos en las casas.

Calles abarrotadas

A los integrantes de la comitiva les costó hacerse un hueco entre las calles abarrotadas de gente, un recorrido que partió de las escalinatas de San Francisco y que discurrió por la plaza de A Peregrina, Soportales, plaza de Curros Enríquez, Manuel Quiroga, Alhóndiga, Don Filiberto y avenida de Santa María. Cumplida la tradición, más de uno optó por pasar la tarde en la playa.

No menos concurrida estuvo ayer la plaza de Fefiñáns, en Cambados, uno de los espacios más hermosos de O Salnés. Una auténtica multitud se congregó a los pies de la iglesia de San Bieito para escuchar la misa al aire libre que ofició el curra párroco, don José, para proceder, a continuación, a la clásica bendición de los ramos bajo un sol y unas temperaturas de justicia. Poco antes, la Pascua arrancaba también en Vilagarcía. Pero, sobre todo, lo hacía en la parroquia de Paradela, en Meis, cuya Semana Santa escenificada goza de la categoría de interés turístico.

Es duro ser romano al sol

La llegada de Jesús a Jerusalén conformó el primer acto de un amplio programa, que continuará el jueves y el viernes. La Última Cena, el prendimiento del Mesías, el juicio del sanedrín, el vía crucis y, por fin, la crucifixión, el desenclavo y la Resurrección con la que, el domingo que viene, concluirá un espectáculo cuyas raíces pueden rastrearse hasta el siglo XVIII, cuando los vecinos se proveen de un Cristo articulado que, probablemente, se utilizaba ya en la representación. Los soldados romanos aguantaron con estoicismo los rigores de la canícula. Y el cura párroco, don José, tuvo un recuerdo especial para los inmigrantes que cruzan el mar en busca de un paraíso en la tierra que, en demasiadas ocasiones, se parece bastante más a un infierno.

Deza-Tabeirós, A Estrada y Lalín también acogieron bendiciones de ramos muy concurridas. En la estradense se escenificó la entrada de Jesús en Jerusalén. Decenas de niños de estreno se agolparon en la Praza da Farola equipados con palmas y olivos para ver de cerca la borriquita, que para ellos es la atracción principal del evento. Después, la procesión recorrió la calle Don Nicolás y entró en la iglesia sobre una alfombra de flores y bajo un arco de palmas. Esta tarde, después de los oficios de las ocho, la iglesia acogerá un concierto de la Coral San Simón de Cacheiras y la Polifónica de Berres. En Lalín, la bendición se realizó ante la estatua del aviador Loriga.

El cura de Paradela tuvo un recuerdo para quienes huyen, de la miseria y la guerra, hacia Europa