Más de treinta terneros de vacas cachenas nacieron ya en San Vicente

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso O GROVE / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

El proyecto de silvicultura, que cumple cuatro años, está siendo un éxito

26 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A mediados del mes de marzo se cumplirán cuatro años desde que las vacas cachenas llegaron a los montes de San Vicente. Lo hicieron con un objetivo claro: convertirse en las principales cuidadoras del terreno y ocuparse de su limpieza, para evitar los incendios forestales. Desde la comunidad de montes de San Vicente, promotora de esta iniciativa de silvicultura, hacen ahora balance del proyecto. Estas satisfechos, y mucho. Los animales cumplen con su tarea, aunque precisan bastantes cuidados. «Están facendo un traballo moi bo, pero tamén hai que telas coidadas», explica Manuel Castro, presidente de la entidad. Y aunque generan algunos gastos que no estaban previstos, también traen ingresos, como los que se logran con la venta de los terneros. Porque más de una treintena de ellos han nacido en esta parroquia grovense en los últimos cuatro años. La media está en uno por vaca al año.

Ocho vacas y un toro formaron la manada inicial que llegó a tierras mecas, más concretamente, al entorno del mirador de Con da Hedra. Las hembras estaban todas embarazas por lo que, meses después, empezaron a nacer los primeros terneros. Desde el principio la intención de la comunidad fue la de mantener una manada de pequeñas dimensiones, por lo que las crías se fueron vendiendo una vez que podían separarse de sus madres. De aquellas ocho vacas originales, una falleció durante el parto, lo que permitió a los comuneros conservar uno de los terneros. Tampoco está ya el mismo toro del principio, pues se ha cambiado para evitar problemas de consanguinidad.

Cuidar de estos animales da trabajo, y mucho. Pero los comuneros lo han asumido con gusto. Desde que llegaron, las vacas contaron con todos los cuidados y mimos de los integrantes de la comunidad. «Están moi bonitas», reconoce el presidente. «Levásmolles pan e gústalles collelo na boca porque son bravas, pero só con quen non coñecen», añade. Ahora ya identifican a sus cuidadores, «non hai que ir buscalas, cando saen, chámalas e xa veñen», explica.

La presencia de las vacas cachenas se deja sentir también en el monte. Porque buena parte de la ladera en la que ellas habitan ha vuelto a recuperar el verde típico de los prados. La hierba crece y no hay ni rastro de la maleza que en otro momento poblaba este entorno. Así que los comuneros están más que satisfechos con el resultado de su proyecto de silvicultura. «Hai que telas coidadas e meterlle un pouco de pienso e palla, co que levan un gasto que non estaba previsto», añade Castro. Pero, a cambio, «se valoraramos a limpeza do monte que fan... Onde elas están vaise rexenerando e converténdose nunha zona de pastoreo», añade.

Fue una ayuda del Grupo de Desenvolvemento Local de O Salnés la que permitió poner en marcha este proyecto. De la inversión inicial de 47.000 euros, los comuneros recibieron 33.000 para adquirir los animales y habilitar las parcelas en las que ubicarlas. Con él se buscaba no solo mantener limpios los montes, sino también ayudar a recuperar una especie autóctona amenazada, la vaca cachena. Hoy no solo hay ocho ejemplares más viviendo en San Vicente, sino que allí se han criado más de treinta terneros. Todo un récord.