El Cortegada recupera la fase de ascenso a Liga Femenina como meta de fin de curso

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

mónica irago

Los tres fichajes y el crecimiento de Salomé y Amy invitan al optimismo en el seno del equipo

01 oct 2016 . Actualizado a las 13:24 h.

«Tenemos que ser ambiciosos, e intentar estar al final de la temporada entre los cuatro primeros equipos como un objetivo, no como una obligación». Con esta declaración de principios arranca hoy el Kemegal Cortegada el ejercicio 2016/17 en la Liga Femenina 2. Con su entrenador, Rubén Domínguez, sintiendo el profundo alivio de ver aflojados de golpe un par de agujeros del cinto ajustado al límite con el que tuvo que trabajar los tres años anteriores, mientras el club vilagarciano pagaba poco a poco los peajes en diferido de su sueño continental y la asfixia del humo inhalado del tubo de escape de un patrocinador a la carrera.

Con la élite lejos todavía de volver a entrar en el radar de la A.D. Cortegada, la temporada que hoy arranca en el Pabellón de Fontecarmoa el conjunto de Rubén Domínguez frente al Segle XXI (19.30 horas) debería ser no obstante la primera etapa en un peregrinaje cuya duración dependerá del aumento en la calidad de la alimentación que el club pueda ir encontrando en el camino en los años venideros.

El primer gran cambio operado en el Kemegal es el ancheamiento del equipo. Con seis jugadoras de primer nivel para una Liga Femenina 2, por las cinco que componían el quinteto titular de la pasada campaña. Licenciada la veterana capitana, Montse Gilabert, y descartada la continuidad de otra jugadora en retirada, la ala-pívot balcánica Amra Dapo, a Sara Gómez, la ya indiscutible lideresa del grupo, Salomé García y Amy Syll se les han unido la base cacereña Belén Mejías, la alero caboverdiana Vandell Andrade, y la ala-pívot croata Daborca Balic. Tres jugadoras que, como Salomé, añaden a su calidad individual su polivalencia, pudiendo jugar cada una hasta en tres posiciones diferentes, y una dosis mayor de potencia física. Un factor este último determinante a la hora de marcar diferencias en el baloncesto profesional moderno, como hoy debería poner de manifiesto el Kemegal Cortegada frente a su primer rival de Liga. Un Segle XXI barcelonés compuesto íntegramente por júniores, dentro de la filosofía de un histórico de la LF2 que sirve de escaparate a los proyectos de futuras estrellas del baloncesto femenino español del Centro de Alto Rendimiento de la capital catalana, donde cada curso reúne a buena parte de las más prometedoras jugadoras del estado. Muchas, con experiencia en las exitosas selecciones españolas de baloncesto base, que verano tras verano en lo que va de siglo han venido llenando de medallas la sala de trofeos de la FEB.

En la segunda unidad el Cortegada cuenta con las canteranas Sofía Mallo y Míriam García apuntando a un nuevo año de crecimiento exponencial, con la primera en el papel de segunda directora de juego. Las júniores Lorena Castro, escolta, y Antía Varela, esta última la gran esperanza del club con sus 190 centímetros, completan la cadena de producción del Kemegal 2016/17.

Canarias y Extremadura han dejado paso este año a Cataluña y La Rioja como nuevos escenarios de batalla en el Grupo A de la LF2. Un cambio que Rubén Domínguez considera «positivo», por «juntar equipos que no han competido casi nunca entre sí. Estimulará tanto a las jugadoras como a las aficiones», opina, y el nivel «no tiene que cambiar en exceso» después de que la temporada anterior «subiese un peldaño» en la categoría.

Tras una pretemporada en la que el Cortegada derrotó a sus tres rivales gallegos en la LF2 y tuteó al Ferrol en la final de la Copa Galicia, Rubén reconoce que maneja «físicamente la mejor plantilla que he tenido en el Cortegada». Y su intención es exprimirla.