Una cambadesa en el frío de la Antártida

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

cedida

¿Se imaginan trabajar entre masas de hielo del tamaño de un edificio? Cristina Álvarez lo ha hecho

02 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La niña vivía en Castrelo, mirando al mar. Desde pequeña se dejó arrastrar por los misterios de las olas. «Sempre me interesou, supoño que por vivir tan cerca del», cuenta aquella rapaza, convertida ahora en una mujer hecha y derecha. Deseosa por recorrer el mundo a bordo de un barco, Cristina Álvarez empezó a estudiar Náutica en A Coruña. «Quería ser capitán», cuenta. Pero, cuando ya tenía el título al alcance de la mano, surgió un problema inesperado. «Detectáronme un problema na vista que non me permitía exercer». Ahí podríamos poner el punto y final a nuestra historia. Habría bastado con que nuestra protagonista se hubiese dejado atrapar por la decepción. Con que renunciase a perseguir nuevos horizontes, con que se buscase un trabajo en tierra. Pero no fue así.

Lejos de renunciar al mar, Cristina dio un golpe de timón y se puso manos a la obra. Reformuló su sueño, y para ello decidió dedicarse a la investigación. «Fixen un máster de Oceanografía en Barcelona», realizó las prácticas y acabó en la Unidad de Tecnología Marina del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí ha encontrado el camino para ligar su vida a barcos como el Hespérides, el Sarmiento de Gamboa o el García del Cid, en los que trabaja tomando muestras que serán utilizadas en todo tipo de investigaciones. «O meu traballo consiste, basicamente, en recoller datos que se lle pasan aos científicos para que os estuden, os procesen e os publiquen, normalmente un par de anos despois», cuenta. Y es que desvelar los secretos del mar exige tiempo y minuciosidad. «O noso equipo, en concreto, caracteriza masas de auga a partir da temperatura, a salinidade, o osíxeno... E recollemos mostras de auga a varias profundidades».

Con esa misión ha recorrido ya mares que nada tienen que ver con la calma de la ría de Arousa. Ha estado en Terranova, en el Mar del Norte, en Groenlandia y también muy al Sur, en Uruguay. Así que, para ella, las olas de cinco metros y los vientos de 30 nudos son gajes del oficio. «Ás veces faise difícil traballar. Pero sempre é un gusto; a vista nunca ven cansada de ver todo o mar que hai», dice. ¿A que da cierta envidia?

Y más sentimos aún cuando habla del viaje que hizo el año pasado a la Antártida. «Era un dos meus soños e non, non me decepcionou para nada», dice. «A Antártida é moi grande. E impresionante. Impresiona a cantidade de vida que hai, a fauna mariña, o navegar entre o xeo...». La experiencia, que la llevó por las bases españolas en el continente helado ?llevaban provisiones a los científicos allí destacados? la vivió a bordo del Hespérides, uno de esos barcos cuyo nombre suena ya a aventura.

Durante una temporada, Cristina estará en Vigo, disfrutando de la tierra firme. A saber dónde irá después. Le quedan aún muchos horizontes por descubrir, recuerda. Volver a la Antártida, viajar a Australia o a Japón... «E aos países fríos. Gústanme os países fríos, así que tamén me gustaría ir a Canadá ou a Alaska».

Muchos estarán pensando en la fortuna de esta joven cambadesa. Completemos el ejercicio y pensemos en la dureza de su trabajo. En las largas jornadas a bordo, sin horarios de ocho horas. En las botas de seguridad y los pertrechos para estar seguro, en las mil incertezas de un mar embravecido. Piensen en la convivencia continua con los compañeros de oficina. Cristina lo relativiza todo. Las campañas empiezan y acaban; si hace muy mal tiempo se busca refugio en puerto; y con sus compañeros, afortunadamente, se lleva bien. «Eso no quita que, ao chegar a terra, bote dous ou tres días pechada na casa, sen ver a ninguén».

Quería ser capitana de barco, pero un problema en la vista se lo impidió. Sin embargo, fue capaz de reencontrar su camino hacia los mares. ¡Y vaya mares!

Trabaja para el Centro Superior de Investigaciones Científicas, a bordo de cuyos barcos ha recorrido medio mundo. El otro medio lo descubrirá pronto, después de una campaña en la ría de Vigo.