Le regalaron cuatro notas y él hizo el resto

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Tiene tan claro quién es y de dónde viene, que no teme perderse por más vueltas que dé la vida

14 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Su madre le regaló una guitarra y cuatro notas musicales. «Con eso puedes tocar ya un montón de canciones», le dijo. Su familia le enseñó, desde pequeño, que no hay mejor forma de vivir que cantando, «tanto en las alegrías como en las penas». Su carácter le permitió hacer auténticas gamberradas -musicalmente hablando, claro- con compañeros de viaje como Kiko Veneno o Luis Tosar. Y la vida se encargó de darle el empujón final, de ponerlo sobre un escenario a cantar y a hacer cantar. Con todos ustedes, Dani Barreiro, ese fenómeno musical que lleva dos años (casi justos) causando furor en Arousa y más allá. Anoche tocó con Miguel Eyré en el restaurante D?Carmen, en Santiago, y esta tarde, en solitario, repite en Compostela, en Radio Deli, con una sesión relajada y feliz.

Dani repasa mentalmente su agenda mientras mezcla los ingredientes de una tarta de queso. No es un extraño en la cocina. «A mi cocinar me gusta. Pero con tiempo, con una copa de vino y picando algo... Normalmente, cuando acabo el plato ya no tengo hambre». Descubrió el placer de la repostería hace un par de años. «Es algo que me relaja mucho. La primera vez que hice una bica fue un exitazo... Desde entonces hago postres y los regalo». Lo único malo de su afición, dice, es que la factura de la luz se dispara por culpa del horno. Y lo de la limpieza de la cocina, «que la pongo perdida».

Tal vez sea porque hay testigos, pero hoy Dani trabaja como un aplicado alumno de Master Chef, manteniendo las superficies impolutas. Repite una y otra vez que la receta que va a preparar es muy fácil. El secreto está, asegura, en usar yogur de Larsa. «Es lo que le da el toque», dice. ¿Y qué iba a decir, si no, uno que es vilagarciano por los cuatro costados?. La madre de Carril, el padre de Rubiáns, «y uno de mis abuelos de Vilaxoán». Tiene las raíces bien ancladas en su tierra y en su familia -«los Garrido somos gente de familia, y de familia bien avenida; es algo que nos inculcó la abuela Concha»-. Así que, con la seguridad que da saber a dónde perteneces, Dani quiso desde joven explorar el mundo. El deporte, y en particular el ciclismo, le dio esa oportunidad. Lo llevó hasta a unos Juegos Olímpicos, los de Atlanta, donde fue compañero de tándem de un corredor ciego. «Fue una experiencia increíble», cuenta. Tanto en el estricto terreno del deporte - «fui de los que participé en más pruebas», dice- como en el extraño mundo de las relaciones humanas. «En Atlanta, con lo del atentado, todo el mundo estaba un poco desquiciado, había muchísima seguridad». Y en ese entorno crispado aparecía este vilagarciano, sonriendo, saludando y haciendo bromas. Acabó siendo bautizado como «Social Butterfly». En la ceremonia de clausura, muchos de los voluntarios con los que había coincidido pusieron un cartel que decía «Dani G, te vamos a echar de menos».

Él sonríe con placer al recordar aquellos momentos. Es uno de los rasgos que lo caracterizan: cuentan sus amigos que es capaz de exprimir las cosas buenas al máximo y de afrontar con buena cara los momentos más tormentosos. Quizás por eso, Dani se nos antoja el anfitrión perfecto, incluso cuando no está en su casa. Lo demuestra en sus conciertos, cuando logra que el público se suba al escenario y se ponga a cantar. A algunos les gusta tanto la experiencia que repiten, y vuelven a repetir, e incluso «se ensayan en casa los temas», las mejores canciones de la historia.

Mientras pule y vuelve a pulir algunas composiciones propias y espera a que maduren otros proyectos (algo de música de teatro por aquí, un show infantil por allá), Dani se dedica a explorar y a probar, a buscar nuevos formatos, a construir un espectáculo diferente para cada ocasión. Lo disfruta, sí, pero también lo trabaja mucho, aunque eso no se vea. Es como cuando hace una tarta de queso: sonríe y charla, pero sin perder de vista la receta y el horno. Y así sale la tarta. Deliciosa.