El novato Ángel Sánchez ensaya sus primeros 15 minutos de gloria

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

El cambadés soñó con estrenar su palmarés profesional en su segunda carrera en el gran pelotón, pero la mala suerte se cebó cuando disfrutaba de 7 minutos de ventaja escapado en solitario

18 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Todo el mundo debería tener derecho a 15 minutos de gloria», dijo en su día el gran artista pop Andy Warhol. Y a ello puso todo su empeño el pasado domingo Ángel Sánchez en la Clássica de Primavera de Póvoa de Varzim. En su segunda carrera desde su desembarco en el gran pelotón de la mano del W52-Quinta da Lixa de Gustavo César Veloso, el corredor cambadés rozó su primer triunfo como ciclista profesional. Solo la confluencia de dos factores digna de figurar bajo la etiqueta de la mala suerte privó al arousano de demostrar hasta dónde podía haber estirado sus 7 minutos de ventaja sobre el pelotón y alrededor de uno respecto al grupo intermedio del que había saltado.

Ángel Sánchez demarró del pelotón junto a otros ocho compañeros de aventura en el kilómetro 20, de una prueba de 147 kilómetros divididos en un circuito con siete vueltas al mismo marcado por la dureza de buena parte de su trazado adoquinado. Sobre todo, el Monte de San Félix, un alto de alrededor del 9 % de pendiente que la tipología del firme hacía especialmente penoso para los corredores participantes.

El ciclista cambadés del W52-Quinta da Lixa entraba en la escapada del día junto a su compañero Joao Matías. Pero mientras este cerraba la jornada con el premio de la general de las metas volantes, al gallego le tocó el sinsabor del desenlace de su valiente apuesta.

Después de recorrer con el grupo cabecero del kilómetro 20 al 85, el ahijado deportivo de César Veloso probó suerte en la quinta vuelta. «Aproveché un momento en el que todo el mundo se desentendía, y ataqué poco antes del puerto», recordaba ayer Ángel. A partir de ahí, trabajo duro para obtener su máxima ventaja, lo que le permitió rodar en solitario hacia el kilómetro 120. Hasta que todo se torció.

«Me rompió la biela, y en ese momento el coche del equipo estaba dando instrucciones al pelotón, conmigo 7 minutos por delante». Cuando recibió la bicicleta de recambio Ángel ya había sido superado por sus compañeros de demarraje, ya a 3 minutos de diferencia. Su esfuerzo le permitió rebajar la desventaja hasta alrededor de los 60 segundos, pero hasta ahí pudo llegar.

Con su compañero Joao Matías también descolgado, el W52-Quinta da Lixa optó por acelerar el pelotón con la intención de poder jugar alguna carta en la llegada al esprint. Y aquí Sánchez volvió a tirar de motor, para desfondarse junto a Gustavo César Veloso y Rui Vinhas y echarse a un lado después. Su equipo no ganó la carrera, pero a buen seguro tomó nota del potencial del corredor cambadés.

«Se dio la oportunidad de disputar la carrera, y si no me llega a pasar ese incidente, mi intención era luchar por ganar», comentaba ayer Ángel. «Iba bien en la fuga. No iba diciendo ¡buff! Estoy muy contento de haber podido luchar por una carrera profesional, y después ayudar al equipo». Y sobre todo, se muestra encantado de hacerlo viendo que «el equipo confía en mí». Inmejorable palanca para intentar alcanzar la gloria.