El acuerdo entre fiscal y el hijastro de Oubiña, pendiente de la decisión de una acusada

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

David Pérez Lago, en una visita a la Audiencia Nacional.
David Pérez Lago, en una visita a la Audiencia Nacional. benito ordóñez< / span>

Tras suspender el juicio de blanqueo, la Audiencia esperaba que la imputada acudiese ayer para conocer el escrito del fiscal

14 ene 2015 . Actualizado a las 04:58 h.

La operación de blanqueo que permitió la imputación de David Pérez Lago, hijo de Esther Lago e hijastro de Laureano Oubiña, podría saldarse con un acuerdo con la Fiscalía de Pontevedra. Por lo pronto, la vista oral que debía comenzar ayer fue suspendida y el pacto de conformidad, en principio, únicamente está pendiente de una de las tres mujeres imputadas.

De hecho, este martes estaba previsto que se desplazase hasta el edificio de justicia de Pontevedra para conocer el escrito de acusación. En este documento ya se precisa que, «con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral, todos los acusados -son cinco- han reconocido expresamente su participación en los hechos delictivos imputados», de tal modo que asumirían penas que se mueven entre los cuatro meses y quince días de prisión -caso de Virginia M. S., madre de Ana Isabel Briz, novia de Pérez Lago- y los tres años que aceptaría, llegado el caso, este último.

En este sentido, fuentes judiciales precisaron que de las tres mujeres encausadas, Ana Isabel Briz se encuentra en situación de rebeldía en este procedimiento concreto. De este modo, aludieron a que la persona que restaría por aceptar los términos del escrito de acusación serían, o bien su madre, o bien María del Carmen O. R., amiga de confianza del hijastro de Oubiña.

La nómina de imputados se completa con un primo de Pérez Lago, Juan Manuel P. D., para quien piden un año de cárcel y el pago de 416.000 euros de multa.

El fiscal sostiene que, gracias al narcotráfico y con anterioridad al 2006, año en el que fue arrestado, el principal acusado se enriqueció y forjó un importante patrimonio. De este modo, y con el objetivo de ocultar unos bienes producto de una actividad ilícita, «diseñó todo un entramado empresarial ficticio».

Para llevar a buen puerto este objetivo, «se concertó con los acusados» quienes, siempre según el fiscal, tenían «pleno conocimiento de la procedencia de los fondos con los que se realizaban los negocios jurídicos». De este modo, habrían accedido a figurar como testaferros del narcotraficante arousano.