La asociación O Castro celebra sus 25 años por todo lo alto

AROUSA

El aniversario se conmemora con una cena mañana y un amplio programa de actividades

14 nov 2014 . Actualizado a las 04:52 h.

El 11 de noviembre de 1989, Pepe Sabarís, Alicia Porto y algunos vecinos más de la parroquia de Baión (Vilanova) pusieron en marcha un proyecto que iba a dar mucho de sí. Nada más y nada menos que 25 años, y por si a alguien le cabe alguna duda, aún tienen cuerda para rato. Se trata de la Asociación cultural O Castro, que de unos orígenes más que modestos -su primera sede era el bajo de una casa- alcanza a día de hoy los 2.680 socios, lo que la convierte en, si no la más, de las asociaciones rurales más populosas de Galicia. Con motivo de la efemérides, en la asociación han echado el resto organizando un ambicioso programa de actividades a lo largo de todo un año. Desde el próximo diciembre hasta noviembre del 2015 han planificado doce meses plagados de teatro, música, charlas, encuentros, exposiciones, visitas..., y mucho cine.

Los meses tendrán identidad propia y se dedicarán a cada uno de los ámbitos y secciones que O Castro lleva 25 años promocionando: Unicef, las mujeres, el teatro, la danza, el medio ambiente, la música polifónica, las tradiciones y costumbres, los mayores, el voluntariado, juventud y deportes, fomento de la lectura y pintura. Todas las actividades serán abiertas al público y de carácter gratuito. A los directivos de O Castro se les ve entusiasmados con esta efemérides, a pesar del trabajo que implican los preparativos. Pero no es algo nuevo para ellos. De invertir tiempo y esfuerzo saben un rato, pero los dan por bien empleados. «A asociación forma parte da nosa vida. Apórtanos alegría e felicidade», explicaba ayer el presidente de la entidad, Pepe Sabarís. Y es que más allá de los grupos que han sacado adelante, que también, lo que más valoran en O Castro es el intercambio de vivencias y el calor humano que rodea todas sus actividades. «É o valor máis grande da asociación», añadió Sabarís, que ayer compareció en rueda de prensa junto a Marta Juncal y Alicia Porto para presentar la programación de este 25 aniversario. Fue una buena ocasión para constatar ese «lado humano» del que presumen porque recibieron a la prensa con un café caliente y una bica casera recién hecha para calentar y endulzar la cita frente la ventolera que soplaba fuera.

El pistoletazo de salida de la conmemoración de los 25 años de O Castro será mañana, con una cena multitudinaria en las bodegas Martín Códax (Cambados), a la que, además de los socios, están invitados cargos públicos, representantes de los medios de comunicación y todos aquellos que durante este tiempo han contribuido a hacer más grande esta asociación. Durante la cena se proyectará un vídeo histórico y habrá oportunidad de ver en acción a los grupos de la asociación, pero no será una actuación al uso. Los actores y los músicos harán una puesta en escena muy especial que, seguro, sorprenderá a los asistentes, y que dará paso a un menú con langostinos, mejillones, tortilla, merluza, ternera, licores y postre.

O Castro cuenta con siete grupos: la coral de adultos, la coral juvenil, la rondalla, un grupo de música clásica, pandereteiras, danza y teatro. Y a mayores funciona un grupo de lectura, otro de voluntariado y a lo largo del año se realizan cursos de manualidades, encaje, pintura e informática, entre otros. Sus logros son evidentes y todos han sido fruto de las aportaciones de los socios y de subvenciones y ayudas que siempre se quedan cortas. «Somos 2.680 socios pero non pensedes que temos un orzamento como un mundo», matizaba ayer Sabarís. Su capacidad de gestión podría inspirar a algún conselleiro y ministro. Cobrando una cuota de un euro al mes, en el caso de los socios adultos, consiguen mantener un amplio programa de actividades de asistencia gratuita. Y les quedan ganas y recursos para recuperar el monte de O Castro y construir su propio auditorio al aire libre con el apoyo de Voz Natura, en el que los bancos son vigas de batea recicladas y el escenario lo levantaron, ladrillo a ladrillo, los propios vecinos. Toda una lección.