La Festa da Auga también batió el récord de basura en las calles

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

CEDIDA

Los servicios de limpieza recogieron 42 toneladas, 10 más que el año anterior

19 ago 2014 . Actualizado a las 20:27 h.

Mientras los vilagarcianos debaten todavía cuánta gente pudo tomar en realidad la ciudad durante la Festa da Auga y las redes sociales se regodean con fotografías de escarceos amorosos a salto de mata, algunos datos objetivos comienzan a consolidar la sensación de que, si no la más concurrida, la celebración de este fin de semana sí ha sido, sin duda, una de las más activas y bulliciosas que se recuerdan.

Para muestra, un botón. Ayer, 48 horas después del húmedo festejo, los servicios de limpieza continuaban peinando el municipio para eliminar los últimos reductos de basura. El dato es elocuente: aun tirando por lo bajo, en las calles del centro y sus aledaños se han recogido 42 toneladas de desperdicios, 10 más que el año pasado, lo que constituye un récord absoluto en la materia. Si se diesen por buenas las cifras de asistencia, que acostumbran a inflarse, los participantes en el día grande de San Roque y su tumultuosa madrugada habrían generado algo más de un kilogramo de desperdicios por barba.

Entre operarios municipales y personal de Cespa, la empresa concesionaria, 72 trabajadores configuraron el operativo especial puesto en marcha para barrer la Festa da Auga. Se centraron en primer lugar en la zona cero -la playa, el paseo marítimo, la zona TIR, el parque de Miguel Hernández, O Cavadelo y el área húmeda junto a sus calles inmediatas- para ampliar ayer su radio de acción al entorno de Fexdega, Pablo Picasso, Valle-Inclán, Marxión, Rosalía de Castro, San José y lugares que, como el muelle de Pasajeros, amanecían todavía entre plásticos y botellas.

Botellón y contenedores vacíos

El concejal de Limpeza, el popular Jesús Longa, se felicitaba ayer por la veloz e intensa actuación del dispositivo. No, en cambio, por la falta de civismo imperante en las zonas de botellón. Los quince contenedores adicionales que Ravella dispuso en ellas apenas fueron utilizados.