Formará parte de un itinerario marítimo unido por lazos históricos
17 jun 2014 . Actualizado a las 06:53 h.Un metal tan escaso en el mundo antiguo como imprescindible. Y una ruta marítima para ir en su procura que llevaba desde la actual Grecia hasta la Bretaña francesa, uniendo el Mediterráneo y el Atlántico. El material es el estaño, imprescindible en la fabricación de bronces. Y la ruta la cubrieron los fenicios hace casi tres mil años, con paradas en las Rías Baixas, que las colocaron en el mapa del comercio que dio origen a los lazos europeos actuales.
Pero hoy, lo que en su día fue una ruta comercial, se ha convertido en un itinerario cultural que pasa por catorce países del Mediterráneo y del Atlántico y por más de ochenta ciudades de origen y cultura fenicia en tres continentes: Europa, Asia y África. Tiene una consideración similar a la del Camino de Santiago. Y ahora las Rías Baixas serán una de sus paradas.
Llevará el nombre de Ruta de las Casitérides, en honor de cómo se bautizaron las islas del estaño, y las Rías Baixas colocarán como paradas seguras de los fenicios el castro de A Lanzada, que era una factoría fenicio-púnica, ligada a los comerciantes del Mediterráneo y la salazón; la Punta do Muíño do Vento, en la ría de Vigo, en el lugar que ahora ocupa el Museo do Mar -donde se ha localizado un altar púnico-; y el Monte Castro, en Ribadumia, donde se encontró diversa cerámica de los siglos V hasta el I antes de Cristo, así como un vidrio con boca de alabastro, expuesto ahora en el Museo de Pontevedra, y diversas cerámicas pintadas.
Son vestigios que conectan a la costa atlántica de la provincia con el corazón del Mediterráneo, desde donde los fenicios, expertos navegantes y comerciantes desde el siglo XII antes de Cristo, crearon una vía comercial y cultural. A la largo de ella, originaron toda una civilización basada en el intercambio de productos manufacturados, de personas, ideas, fundando colonias y ciudades como Cádiz, Cartagena, Ibiza, Almuñécar, Beirut o Tiro. La Ruta de los Fenicios representa por ello un modelo de la interculturalidad, en el que ahora, de la mano de la Diputación, entran las Rías Baixas.