En resumidas cuentas, pasear al perro en verano por la playa únicamente será posible de noche. Por supuesto, siempre con la correspondiente correa, ya que existe una prohibición legal de que los animales anden sueltos, no ya por los arenales, sino en general por cualquier calle o espacio público que no esté habilitado para ello.
Del mismo modo, el propietario de la mascota que pasee con ella por la noche deberá impedir que el animal en cuestión realice sus deposiciones en la playa. En caso de hacerlo, deberá recoger los excrementos, llegando «a limpar a parte da vía pública que fose afectada».