Los comercializadores de marisco combaten la psicosis generada por la marea roja

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Apelan a las numerosas redes de control para garantizar el producto

16 oct 2013 . Actualizado a las 15:19 h.

Los comercializadores de marisco, los que se encargan de llevar a los mercados los productos que salen de las rías, sufrieron un duro golpe la semana pasada cuando la marea roja les obligó a parar las máquinas y a devolver o poner en cuarentena parte de lo adquirido los días previos. Y esta semana, quienes venden mariscos han acusado otro golpe: la psicosis que se ha extendido entre los compradores por culpa de la toxina. Una psicosis, por otra parte, «completamente inxustificada».

Así lo dicen los depuradores y los cocederos. Y lo dicen, también, los vendedores de la plaza y los responsables de pescaderías, que tienen que ganarse a pulso las ventas del día. Unos y otros reconocen que la gente está inquieta. Y todos lanzan un mensaje único, unánime y contundente: no hay razón para sospechar del marisco que se vende por los canales legales. Es, por otra parte, el mismo mensaje que esta misma semana lanzaba la directora del Intecmar (el centro de control de mareas rojas), Covadonga Salgado, cuando hacía hincapié en que las redes de controles a las que están sometidos los mariscos gallegos hacen imposible que al consumidor llegue producto que no esté en perfectas condiciones para su consumo.

De esa misma red de controles hablaba ayer Juan Suárez, presidente de los cocederos. «Ademais do Intecmar, cada empresa ten o seu control e fai as súas análises». Casi las mismas palabras las emplea Ramón Blanco, presidente del os depuradores, quien indica que «os primeiros interesados en que o produto chegue ao mercado con todas as garantías somos nós porque vivimos disto, e queremos seguir vivindo». Por eso, «ademais do filtro do Intecmar, o produto pasa os nosos propios filtros, que son aínda máis esixentes».

La conclusión es evidente: el marisco que está en el mercado, bien etiquetado y bien identificado, ofrece todas las garantías. Y su ingesta no debería provocar ninguna gastroenteritis que es, a la postre, el mal que pueden ocasionar las toxinas lipofílicas que han obligado casi todos los polígonos de bateas y buena parte de las zonas marisqueras de las Rías Baixas.