Las falsificaciones llegan hasta las cremas antiarrugas

R.E. O Grove / La Voz

AROUSA

ROSA ESTEVEZ

31 ago 2013 . Actualizado a las 06:56 h.

El mercadillo de los viernes es un clásico en O Grove. La colocación de los puestos de venta ambulante llenan de vida el entorno de O Corgo y, también, la plaza de abastos, que despide la semana con una vitalidad que le es ajena los demás días de la semana. Pero entre los ambulantes que cantan sus gangas se esconden los últimos eslabones de una cadena que causa un daño serio a las marcas y a las empresas que tras ellas se encuentran: los vendedores de falsificaciones.

La lucha contra este tipo de fraude es una constante en O Grove. Solo en el mes de agosto, los agentes hicieron cinco intervenciones que permitieron decomisar y sacar de la circulación una gran cantidad de productos falsificados. Es verano, el municipio está repleto de turistas, y hay quien quiere celebrar su llegada vendiendo réplicas ilegítimas de productos conocidos y reconocidos por el gran público.

En el catálogo de objetos falsos reunido por la Policía Local de O Grove hay de todo. El textil sigue siendo el terreno más conocido y trabajado en el mundo de las falsificaciones. Adidas es la marca que se intenta imitar más veces, seguida de Puma y Lacoste. Pero hace años que el arte de la falsificación, el mismo que fue capaz de poner contra las cuerdas a firmas como Burberry, ha saltado fuera del mundo textil. Y de ello puede dar fe la policía meca, que encuentra en el mercado gafas que pretenden ser Ray-Ban, joyas de todo tipo que imitan el contorno del osito de Tous, y otras que pretenden imitar el toque singular de los diseños de Bulgari.

Hace unos años, en el catálogo de falsificaciones entraron las colonias, incluida la selecta Chanel nº 5, que estos días también ha sido requisada por la policía meca junto con otras muchas esencias. Ahora, adentrándose un poco más en el mundo de la cosmética, llegan al mercado de productos que pretenden ser «de los buenos»: cremas antiarrugas que llegan perfectamente embaladas, envueltas con esmero y copiados los más mínimos detalles. El contenido, claro, no tiene nada que ver con el de las cajas de verdad.

Pero las falsificaciones no solo afectan a productos de los que pueden calificarse como «de alta gama». Y es que, puestos a copiar, los falsificadores copian hasta relojes Casio con un precio asequible en el mercado legal. Ni siquiera eso hace que la marca se haya librado de la maldición de los impostores.

A estos, cuando son sorprendidos, se les puede imputar una falta contra la propiedad industrial. Y en algunos casos, la cosa puede acabar con una acusación de estafa. Si copias, y te pillan, hay un precio que pagar. Siempre ha sido así.