«El secreto de la sociedad es que sigue igual que hace cien años»

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

La decoración del Club de Regatas, como su filosofía, se mantiene con el paso del tiempo.
La decoración del Club de Regatas, como su filosofía, se mantiene con el paso del tiempo. mónica irago< / span>

Regatas y vida social ocupan la entidad desde hace 111 años

09 jun 2013 . Actualizado a las 06:58 h.

Si hay un edificio en Vilagarcía que conserva la elegancia y la personalidad de sus orígenes es la sede del Real Club de Regatas de Galicia. Y no desde hace cien años, sino desde hace 111, porque la constitución del club es incluso anterior a la del Concello de Vilagarcía.

Como recuerda Pedro Piñeiro, siempre socio de la sociedad, casi siempre en la directiva y desde hace trece años en la presidencia, el club nació en el año 1902 absorbiendo a otra entidad que se llamaba La Peña. El primer presidente fue John Trulock, el abuelo de Camilo José Cela, y entre sus promotores estaban personajes de la talla del cónsul Cameron Walker.

En 1905, el rey Alfonso XIII le concedió el título de Real Club de Regatas, con permiso para utilizar su escudo de armas. «Y es el decano de Galicia y uno de los más antiguos de Europa», dice orgulloso su presidente. El objetivo entonces -y lo sigue siendo ahora- era organizar regatas de cierto nivel y ofrecer a la sociedad vilagarciana y a sus veraneantes -en aquella época ilustres veraneantes- un lugar en el que alternar y divertirse, en unos tiempos en los que no había ocio de carácter público y la oferta llegaba siempre a través de las sociedades.

La entidad empezó con fuerza. Ofrecía -y sigue ofreciendo en propiedad- la Copa del Rey Alfonso XIII, y en el año 2012 se hizo la primera regata Vilagarcía-Marín, de la que el año pasado se celebró su centenario. En 1913 se estrenó la Semana Náutica de Vilagarcía, que fue la primera de España y que ya por aquel entonces ofrecía de premio 1.000 pesetas, «que entonces te permitía comprar una casa», puntualiza Piñeiro. De esa prueba se hará también el centenario, este mismo año.

Antes, solo hombres

Muchas cosas han cambiado en 111 años y la sociedad ha tenido que adaptarse, pero siempre sin perder su espíritu original. Cree su presidente que por eso se mantiene. «El concepto de sociedad cambió mucho, antes era la prolongación de tu casa. La gente a las siete de la tarde se arreglaba para ir al club. Ahora no son necesarias. En nuestro caso, el secreto está en que el Real Club de Regatas Galicia sigue igual que hace cien años, que es intemporal».

Por ejemplo, la polémica de la bola negra como sistema de admisión. «Si alguien quería entrar lo hacía avalado por dos socios. Luego, cada miembro de la directiva tenía una bola blanca y una negra; si salía una negra, no se le admitía. Ahora no se utiliza, pero no está abolido, sigue en los estatutos. La historia es la historia y se debe conservar».

Pero otras cosas sí cambiaron. Al principio, no se permitía la entrada de mujeres. «Era un club de tipo inglés, solo de hombres, pero las mujeres venían desde niñas y lo reclamaron, y a partir de los años ochenta se admitió a las señoras. Ahora tenemos 180 socios, y bastantes señoras que se junta aquí por las tardes para jugar a las cartas».

No solo monárquicos

También se mantiene el título concedido por la realeza, con todo lo que implica. Y aunque de todos es sabido que no son buenos tiempos para la monarquía, Pedro Piñeiro recuerda que el club «sobrevivió a la República y al Franquismo, que fueron tiempos peores». De hecho, no es necesario ser monárquico para ser socio. «Lo era Laureano Gómez Parratcha, ministro de la República, y por aquí venían los Villaverde y Valle-Inclán...».

Hace once años se celebró su centenario con un programa inolvidable que incluyó la visita del Juan Sebastián Elcano. «¡Y eso que no teníamos un duro!», recuerda el presidente. Ahora navega a toda vela hacia los 200 años.

pedro piñeiro presidente del real club de regatas de galicia

«La bola negra

no está abolida;

la historia es la historia y se debe conservar»