Las trabajadoras supeditan el horario de las guardias a los movimientos que se produzcan en el interior de la fábrica
26 ene 2013 . Actualizado a las 06:49 h.La calma era total ayer por la tarde ante la sede de Cuca. Por la mañana no había habido movimientos, y después de comer ya no quedaba nadie dentro, así que las trabajadoras que hacían guardia estaban relativamente tranquilas. Por supuesto, la vigilancia iba a continuar, pero si no había cambios no habría turnos por la noche ni los habrá esta tarde ni mañana. Sí habrá un retén de personal de Cuca, sin embargo, esta mañana, y se ampliará el control ante cualquier indicio que les pueda hacer sospechar de movimientos en el interior de la fábrica de Vilaxoán.
Pese a que no hay de momento noticias sobre el traslado, ayer sí que hubo novedades, pues las primeras veinte operarias que se trasladarán a O Grove ya conocen la decisión de la empresa. Dos de esas mujeres trabajan en el almacén y ya no habían entrado en el personal del ERE. Las otras 18 personas recibieron ayer las cartas en las que Garavilla les comunicaba su traslado a la factoría grovense.
Así las cosas, las mujeres están pendientes de dos frentes. Por una parte, de cualquier movimiento en la planta de Vilaxoán que les indique la intención de la empresa de mover las máquinas. Para evitarlo, siguen en guardia y con el dispositivo de vigilancia preparado.
Por otra parte, de los resultados que puedan dar las gestiones políticas que están desarrollando de forma paralela. El lunes mismo tienen una reunión con el presidente de la Diputación, en la que esperan recibir alguna noticia esperanzadora. Esperan, además, que la Xunta haga algún movimiento encaminado a garantizar la permanencia de la conservera en Vilaxoán. Las consellerías de Traballo, Industria y Mar habían prometido una acción coordinada y las mujeres esperan que esas gestiones den resultado.
Han recurrido también a los grupos parlamentarios y todos ellos les han comprometido su apoyo. Por el momento, el Partido Socialista ha presentado ya alguna iniciativa, y esperan que otros grupos lo hagan en los próximos días. La plantilla de Cuca está pendiente de los resultados de estas medidas con las que esperan disuadir a la empresa Garavilla de su intención de cerrar la planta de Vilaxoán.
Las trabajadoras siguen convencidas de que no hay motivo para el cierre y, por lo tanto, se opondrán a él hasta las últimas consecuencias.