La subasta, última opción para salvaguardar el empleo

La Voz

AROUSA

La desolación se apoderó ayer de las trabajadoras de Alfageme al conocer que el concurso público había quedado desierto.
La desolación se apoderó ayer de las trabajadoras de Alfageme al conocer que el concurso público había quedado desierto. martina miser< / span>

16 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El resultado del concurso público de adjudicación es un duro varapalo para las trabajadoras de Alfageme, pero estas tienen aún un último cabo al que agarrarse: el proceso de subasta que previsiblemente abrirá ahora el juez encargado del proceso concursal. En esta fase podría aparecer una empresa que comprometa un futuro para la conservera, si bien parece poco probable que asuma las condiciones de empleo y actividad que había establecido Economía en el proceso que concluyó ayer.

El conselleiro dejó claro en este sentido que el futuro pasa por esta vía, posibilidad de la que -advirtió- quedará excluida cualquier sociedad relacionada con los Lago, los antiguos propietarios de Alfageme. De hecho, Coswinga, sociedad vinculada a esta familia, ya fue descartada del concurso convocado por Industria por no cumplir con varios requisitos.

«Si hay alguna compañía -explicó Javier Guerra- que tenga interés en las naves y que acuda con un proyecto empresarial que mantenga empleo y actividad, va a poder negociar con nosotros. Eso sí, ahora tendrá que pasar antes por el juzgado», que será el responsable de pilotar este proceso.

Sea como fuere, lo cierto es que la fase de subasta dilatará aún más una lucha que se ha prolongado durante tres años y que tomó impulso en marzo del año pasado, cuando el conselleiro ofreció una rueda de prensa para dar cuenta de que el grupo Consorcio estaba interesado en hacerse con Alfageme.

Guerra matizó que, a partir de que trascendiese el interés de la sociedad cántabra, su departamento aceleró todo lo relacionado con la reactivación de las plantas de Vilaxoán y Ribadumia, pasos que chocaron de forma reiterada con diversos recursos de la familia Lago. «Este ha sido un proceso jurídico muy complicado en el que hay que tener en cuenta que había otra parte [la familia Lago] que hacía todo lo posible por dilatar el proceso». La sorpresa mayúscula, en todo caso, llegó el pasado lunes, al abrir los sobres del concurso, cuando se constató que el Consorcio no cumplía con lo que había dicho.