Alfageme, otra víctima del ladrillo

MARÍA SANTALLA VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

La agonía de la firma comenzó en el 2007, con su venta a una inmobiliaria

26 feb 2012 . Actualizado a las 07:04 h.

Enfrascados todos los actores de este drama en buscar una solución satisfactoria para la plantilla de Alfageme, casi no queda tiempo para mirar hacia atrás y hacer balance de lo que son ya años de lucha. Sin embargo, esa mirada retrospectiva resulta útil para entender de dónde se partió y a dónde ha llegado el grupo conservero con sede en Vigo.

Aunque la empresa se fundó en el año 1873, no iremos tan atrás. Comenzaremos este repaso en el año 2002, cuando los propietarios de las cuatro plantas de Vigo, O Grove, Ribadumia y Vilaxoán plantean centralizar toda su producción en una sola fábrica. Se planteó en hacerlo en O Grove, pero había impedimentos urbanísticos. Se pensó también en Caldas y en otros emplazamientos, pero ninguno de ellos cuajó. Desde entonces, el debate sobre la concentración de la producción y sobre su ubicación, será una constante.

En noviembre del 2005, Alfageme confirmaba que cerraría su planta en O Grove, Mariscos San Cayetano (Marsac), y que apostaría por Ribadumia. La empresa decía entonces que su intención era mantener la actividad en la comarca en lugar de seguir la senda de la deslocalización, pero debería abaratar costes, y para ello quería desprenderse de la fábrica de Porto Meloxo, noticia que originó una gran contestación social en el municipio de O Grove.

Sin embargo, finalmente esa primera amenaza no se hizo realidad. A principios del año 2006, Inversiones Louredo, que previamente había adquirido Conservas Peña, la fábrica de Vilaxoán, adquiría las otras tres plantas del grupo vigués: la de la ciudad olívica, la de O Grove y la de Ribadumia. Por primera vez los intereses inmobiliarios se abrían paso en esta empresa. Para algunos, era una buena noticia -en principio las expectativas del grupo pasaban por mantener las cuatro fábricas e incluso potenciarlas-; a otros, en cambio, la entrada de un grupo inmobiliario en el sector no les daba muy buena espina, sobre todo teniendo en cuenta el emplazamiento privilegiado de la mayor parte de esas naves. El tiempo parece haber dado la razón a estos últimos. Pero vayamos poco a poco.

Apenas un año después de esa venta, las cuatro factorías de Alfageme volverían a cambiar de manos. Ahora sí, pasaban a estar todas ellas en manos de un grupo inmobiliario, el vigués Promalar. Era enero del año 2007 y la noticia hacía saltar todas las alarmas.

Meses después, en junio, su presidente, Juan Lago, presentaba en la Xunta un plan para integrar en una sola las firmas Conservas Peña y Marsac. El Concello de Vilagarcía se apresuraba a avanzar que no recalificaría los terrenos de Vilaxoán si no se garantizaba la actividad. Finalmente, la compañía muestra su intención de deshacerse de las cuatro plantas de trabajo y concentrar todo en una nueva nave en Vigo y otra en O Salnés. Comenzaron a barajarse ubicaciones, pero todo quedó en nada. Eso pese a que el llamado plan estratégico fue avalado por la Xunta y el Igape con una importante cantidad, 30 millones de euros. Avales que hoy están entorpeciendo que el grupo Consorcio pueda hacerse con las fábricas de Ribadumia y Vilaxoán.