«Para ahorrar 100 pesetas del bus corría para ir a entrenar»

nino soto PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

RAMON LEIRO

Su preparador le regaló sus primeras zapatillas de clavos

17 feb 2012 . Actualizado a las 11:42 h.

A Gustavo Dacal se le humedecen los ojos cuando recuerda sus inicios en la jabalina. Pausa un segundo, y desde lo más profundo de su alma, este chico, con su formidable físico, señala: «Mis primeras zapatillas de clavos me las compró mi entrenador», en referencia a Javier López Viñas.

¿Le tendrá un especial aprecio? «Qué le voy a contar, mis inicios fueron así».

Nació el 30 de marzo de 1977 en el seno de una humilde familia de Ponte Caldelas, y para poder pagarse sus estudios en la Escola de Canteiros de Poio, trabajó durante varios veranos en una cantera de Tomeza. Desde que tuvo ese afortunado encontronazo con su técnico y la gesta de la bola de acero, la vida de Gustavo Dacal ha estado estrechamente vinculada al Centro de Tecnificación (CGTD).

Defendió la camiseta de la Sociedad Gimnástica de Pontevedra entre los 18 y los 20 años. Y aunque seguía entrenando a orillas del río Lérez, fichó por el Larios de Madrid. «Cuando había competición viajaba con ellos, pero entrenaba en Pontevedra», subraya. También lució los colores del Club de Atletismo Chapín Jerez «en su mejor época». Explica que durante su etapa jerezana, el equipo ganó siete ligas de España y cinco copas de Europa. «Llegaron los problemas, y desde el año 2008, estoy otra vez en la Gimnástica».

No todo fue un camino de rosas. En sus primeros años, Gustavo Dacal negociaba con unas vecinas de Ponte Caldelas que trabajaban en Pescamar para que lo dejaran a las puertas de la Escola de Canteiros y poder así asistir a clase. «Al acabar, para ahorrar la cien pesetas del autobús hasta Pontevedra, bajaba corriendo para ir a entrenar», destaca el jabalinista. «En casa teníamos muy poco dinero».

En verano, picaba piedra en una cantera de Tomeza. Al finalizar sus jornadas laborales, bajaba en bicicleta hasta Pontevedra para las sesiones de preparación. Y para llegar a Tomeza, también pedaleaba desde el hogar familiar en Ponte Caldelas.

Desde hace años, se levanta cada mañana a las 9 horas. Desayuna y se dirige a las instalaciones del CGTD. Tiene doble sesión de entrenamiento diaria de lunes a viernes. Por la mañana, dos o tres horas de gimnasio con pesas, máquinas y pruebas de esfuerzo. Por la tarde, otras dos o tres horas de pista con lanzamientos, saltos y perfeccionamiento de la técnica. «Llegué tarde a la jabalina, con 16 años, ya que lo normal es empezar con 12 o 13. Ahí está la clave al tratarse de una disciplina técnica», explica.

Led Zeppelin y The Doors

No tiene lista de alimentos prohibidos o poco recomendados, y si es necesario, su nutrición se complementa con proteínas, aminoácidos y vitaminas, suplementos controlados por un nutricionista de Barcelona en base a macrociclos en los que se reflejan las cargas de entrenamiento.

Pero no todo es jabalina en la vida de Dacal. Le encanta ver el cine en casa -su cinta favorita es Braveheart, «un luchador contra el sistema con el que me identifico»-, y si debe elegir música, se decanta por Led Zeppelin y The Doors. «Pero escucho de todo, desde Pavarotti a rancheras».