Recuerdos de los héroes del 4-DUn recuerdo fresco en la memoriaLa recuperación del Parque Nacional«Aqueles días foron unha loita sen cuartel contra o chapapote»

marcos gago José A. Fernández PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

Los marineros iniciaron aquel 4 de diciembre una lucha contra el fuel hasta con sus manos

06 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

E«Fomos a coller o chapapote con todo o que tiñamos, con ganapáns, con redes, coas mans, co que poidemos». Así rememoraba ayer Manuel Outeda, patrón del Delfín II, en el puerto de Combarro, la batalla de las gentes del mar de la ría de Pontevedra contra la marea negra del Prestige. Ya han pasado nueve años, pero el recuerdo permanece muy vivo en todos los que lo vivieron.

Ons fue la principal víctima de aquella lucha titánica que recordaba a David contra Goliat. Miles de toneladas de chapapote arrastradas por las olas se estrellaron inmisericordes contra la indefensa isla y la avanzadilla de aquella viscosa mancha mortífera amenazó las bocas de la ría. Fueron los marineros de puertos como Bueu, Combarro y Portonovo los que se hicieron a la mar para frenarla y a los que se debe en gran medida el mérito de que el fuel no causase más destrucción.

Al principio, la guerra, que luego se ganó al preservar la ría, parecía perdida. En las calas de Ons se amontonó una ingente cantidad de fuel. Outeda relata que su planeadora quedó «varada no chapapote e non podía ir nin para diante nin para atrás». Lo precisa agitando los brazos para imitar el grosor de más de un metro que tenía la marea negra sobre el mar frente al faro de Picamillo.

Claudio Arosa, patrón del Julia María Dos, y el marinero Eduardo López Esperón, también de Combarro, relatan la dureza de la campaña contra el fuel. «Eu tiña unha planeadora pequena antes e fun coller o fuel con ganapáns, cunha rede nun pau, coas mans, e botábamolo nos caixóns a bordo para levalos despois ata os barcos das bateas que os almacenaban e descargaban en terra», indicó Arosa. «Lo importante era sacar de ahí el fuel para que no llegase a la ría», matizó López.

Difícil de soportar

Para los marineros y bateeiros que desplazaron sus barcos hasta la isla, la sensación del fuel aún está viva en la memoria. «Era difícil respirar cuando estabas tanto tiempo cerca y eso que te tapabas la cara e ibas con guantes, pero siempre te acababas manchando», añadió López. Y es que no era fácil librarse del pegajoso combustible. En el puerto había que aplicarse a fondo para limpiarse y es que el nauseabundo chapapote no se iba ni con gasoil.

Todos son conscientes del papel que jugaron aquel diciembre del 2002. Con escasos medios oficiales disponibles para combatir el fuel, la marea negra del Prestige cogió a todo el mundo desprevenido. «Se a xente non se tira ao mar como o fixo creo que o fuel entraba na ría, porque as barreiras rompen co mal tempo e fomos nós, a xente do mar, os que o frenamos», recalca Outeda.

¿Cree el sector que está ahora mejor preparado que en el 2002? Aquí las opiniones son dispares. Nadie quiere repetir la experiencia, pero todos confían en que, si se presentase otra marea negra, el coraje de los marineros pontevedreses volvería a frenarla en seco.

l Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia cumplirá el próximo año el décimo aniversario desde su creación. Estrenaremos sede, centro de interpretación y celebraremos que el estado del parque es bueno, pese a la intensidad del desastre ecológico del Prestige en el 2002. En la actualidad, hay medidas de control, se promocionan las buenas prácticas en los buques y se intentan frenar las consecuencias de los sentinazos. Estos últimos preocupan ahora más que los efectos del fuel de hace diez años. Son vertidos diarios, que afectan cada día a las aguas europeas y que contaminan poco a poco toda la costa.

A la hora de evaluar de forma más concreta el estado del Parque Nacional desde el 2002 podemos decir que la flora, la parte del ecosistema más dañada por el fuel, se ha recuperado perfectamente. Se ha hecho un seguimiento de la zona liquénica, que fue muy perjudicada por el chapapote, y podemos decir que se ha regenerado. Este año, en enero y febrero, por ejemplo, se hará un curso en el parque sobre esos líquenes. Hacemos también un seguimiento, en colaboración con la Universidad de Vigo, sobre la población de aves, y vamos a incorporar el lunes a este trabajo a la Sociedad Española de Ornitología (SEO / Birdlife), con un programa para aves nocturnas y otro para diurnas.

Tras el Prestige, el Parque Nacional entró en el convenio Ospar, que regula las medidas para evitar la contaminación en espacios protegidos, en colaboración con la Consellería de Medio Rural, el Ministerio de Medio Ambiente y el Oceanográfico de Vigo. Las analíticas de las aguas para el baño y los controles sobre el pescado y el marisco también son buenos y el turismo no se vio afectado. Ahora, lo que nos toca, es estar preparados porque siempre es posible que una catástrofe así se pueda repetir.

Bueu concentrou un dos maiores operativos da ría hai nove anos.

-Vostede era patrón maior no 2002, ¿como foron aqueles días?

-Unha loita sen cuartel, e quero subliñar que foi unha loita gañada, tanto dos mariñeiros, como do pobo e da xente de toda España que veu a axudarnos. Non estábamos acostumados a una catástrofe de tal magnitude e ao recordala os sentimentos están encontrados. Non sabíamos que ía pasar.

-Os medios eran poucos ao principio. ¿Que opina do papel dos mariñeiros?

-Foi decisivo. Se non se uniran os bateeiros e os mariñeiros, sacando o chapapote ata coas mans, e moitos voluntarios, agora seguiríamos aínda pringados nas rocas e a catástrofe sería sete veces peor.

-¿Como esta agora o mar?

-É increíble a capacidade de recuperación da natureza.

-¿Está preparado para outra?

-Non quixera por nada deste mundo volver a vivir aquelo.

Barrera artesanal. Los marineros de Bueu y Combarro -en la foto- hicieron barreras con boyas y redes para cercar la ría y proteger playas, bateas y bancos marisqueros. Ramón Carballo Pousada -primero por la derecha en la imagen- participó en la confección de la de Combarro. foto ramón leiro

ERamón Carballo, con 31 años, sigue trabajando en el bateeiro Cagide Rial, con base en Combarro, el mismo barco del que era marinero en el 2002. A pesar del tiempo transcurrido desde el naufragio del Prestige todavía puede describir con claridad cómo se combatió contra la marea negra en los puertos y barcos de la ría. foto capotillo