Los furanchos temen que el exceso de uva masifique el mercado el próximo verano

n. d. amil, M. alfonso PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

Sostienen que muchos viticultores abrirán locales para vender su vino

24 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El exceso de uva en Rías Baixas tiene una segunda lectura que no se palpará hasta el próximo verano. Las dificultades actuales para colocar la cosecha en algunas de las bodegas de la denominación de origen ponen en jaque a los furanchos, que temen que ante la falta de salida de muchos kilos de uva, el próximo verano se multipliquen estos establecimientos estacionales. «Este ano hai unha colleita de viño grandiosa e a xente abrirá furanchos para sacar unha peseta», explica Antonio Miniño, portavoz del colectivo en la comarca de O Salnés.

«Nosotros pedimos a Medio Rural más control, que no se fíen de las estadísticas, que vayan a la bodega a comprobar que cada viticultor tiene esa extensión de terreno», explica el presidente de la federación de furanchos de la provincia, José Luis Videira. Desde este colectivo, advierten de que en algunos casos dicen que tienen menos vino y compran más uva por fuera para llegar a ese cupo.

Los profesionales temen, además, que muchos viticultores que no hayan conseguido colocar toda su producción monten furanchos para colocar todo el vino. «No vamos a ir acusando a nadie, pero le proponemos a la Administración que actualice el registro vitivinícola», añade Videira.

Aumento de cosecha

Ante la abultada producción de la actual vendimia -los viticultores creen que puede superar los 40 millones de kilos de uva- los furanchos estudian pedir a la Xunta que los tres meses legales para abrir sus puertas sean rotativos para evitar un exceso de oferta que ahogue la supervivencia de los locales. De tal forma que cuando unos abran, otros cierren sus puertas para evitar una muerte por sobreoferta. También reclaman que se aumente ese período. «Non imos dar abasto a vender o viño en só tres meses», añade Miniño. Y recuerda que la mayoría de los propietarios de estos establecimientos no compraban uva, sino que se limitan a elaborar el vino con la que ya tienen. «Os que somos colleiteiros de furancho non podemos mercar uva porque xa temos moita e non sabemos se imos poder vendela toda», argumenta.

La amenaza de la ilegalidad siempre sobrevuela a este sector marcado por la estacionalidad. Lo hace hasta tal punto que Videira lamentaba que en la zona de O Morrazo se hubiesen encontrado ayer un cartel que ya anunciaba una apertura el próximo 8 de octubre. La normativa actual dice que por lo menos hasta diciembre no podrán abrir sus puertas.

Discrepancias de calidad

En los últimos meses el sindicato agrario UU.AA. ha repetido que se está ante una vendimia de cantidad y calidad. Sin embargo, Videira no comparte esta afirmación al cien por cien. «Hay bastante uva y la cantidad de líquido de cada vago también es mucha, pero la calidad no es tan buena», explica, mientras aclara que «si una cepa da diez kilos de uva, no puede ser igual de buena que si da quince».