En la Xunta, desde las consellerías do Mar y Cultura, apoyan una regulación específica para los barcos tradicionales pero, pese a la unanimidad que reina en este tema, la cuestión sigue sin arrancar. Es por ello que ayer, entre las personas que participaron en las jornadas se masticaba una sensación de frustración, máxime habiendo escuchado por boca de los protagonistas cuál es la situación de la flota artesanal en Francia.
Según apuntó ayer la secretaria xeral de Protección do Patrimonio Cultural, María Diz, la fórmula más adecuada para «proteger» esta flota es catalogarla como patrimonio inmaterial dado que clasificarla como bienes muebles singulares «es difícil», apostilló. Cultura tiene mucho que decir en el uso, gestión y conservación de este tipo de barcos dado el carácter patrimonial de los mismos. Solo en la federación gallega hay censadas casi 150 embarcaciones tradicionales de los cuales una gran parte tienen puerto base en la ría de Arousa.