El TSXG celebrará el martes una vista de apelación por el crimen de la PlayStation de Cambados
AROUSA
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia celebrará el martes, día 11 de enero, a las 11.00 horas, una vista de apelación por el crimen de la PlayStation de Cambados, un suceso que tuvo lugar el 13 de junio del 2007, cuando el joven Juan Ramón González Agrasar se presentó en casa de un amigo suyo para reclamarle una videoconsola y otros artículos de su propiedad y, tras una fuerte discusión entre ambos, le clavó un cuchillo que le causó la muerte a Marcos Muñiz.
Los hechos fueron juzgados el pasado mes de mayo en la Audiencia de Pontevedra, y el jurado declaró culpable de homicidio al acusado, que fue condenado a la pena máxima de quince años de cárcel. Pero Juan Ramón González recurrió la condena, que ahora será revisada en la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
Según se relató en el juicio, el día del crimen, el acusado se presentó en la casa de la víctima, que vivía con su familia, para reclamarle la videoconsola, un reproductor de deuvedés y un casco de su propiedad. Iniciaron una fuerte discusión y un forcejeo, y cuando Marcos Muñiz tenía a su amigo sujeto por la cabeza, este sacó del bolsillo de la sudadera uno de los dos cuchillos que llevaba y se lo clavó en el pecho. El joven falleció a raíz de una herida «punzante de unos ocho centímetros de profundidad en el pulmón izquierdo y le produjo una hemorragia interna aguda que le originó la muerte».
El testimonio de la madre
El abogado de la defensa trató de culpar a la madre de la víctima de la muerte de su hijo, aduciendo que su mediación en la pelea provocó que el cuchillo se clavara en el pecho de su hijo. Ni el jurado popular ni la Fiscalía tuvieron en cuenta este argumento, más bien todo lo contrario, ya que en el juicio, la madre de Marcos Muñiz aseguró que vio cómo el imputado sacaba un cuchillo «y se lo clavaba a su hijo en el pecho».
En la sentencia que ahora apela el condenado, además de los quince años de cárcel, se establecía el pago de una indemnización de 200.000 euros al hijo de la víctima -que aún no había nacido cuando tuvo lugar el crimen, ya que su novia estaba embarazada- y de 40.000 para sus padres.