A Illa celebra 1.980 metros de ilusión

María Santalla VILAGARCÍA/LA VOZ.

AROUSA

El municipio insular abrió ayer los actos de conmemoración del veinticinco aniversario del puente que vino a cambiar la vida de sus cinco mil habitantes

15 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Posiblemente haya que irse muy lejos en el mapa hasta encontrar una infraestructura que haya determinado tanto la vida de un municipio como el puente de A Illa lo hizo con la existencia de sus cinco mil vecinos. Posiblemente haya que irse muy lejos para dar con una obra en la que un pueblo haya puesto tanto empeño y tanta ilusión. Por eso no resulta extraño que los isleños se volcasen y hasta se emocionasen ayer con la conmemoración de los veinticinco años del puente.

A las siete y media de la tarde más de un centenar de personas abarrotaban el salón de plenos de la Casa Consistorial para asistir al acto oficial de celebración. En la mesa presidencial, acompañando al alcalde Manuel Vázquez, se sentaban el ex ministro Jesús Sancho Rof, uno de los grandes valedores del proyecto, el ex presidente de la Xunta Gerardo Fernández Albor, el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro, el delegado territorial de la Xunta, José Manuel Cores Tourís, y el vicepresidente de la Diputación, José Juan Durán. En primera fila, con el ex alcalde de Vilanova, Sito Vázquez, y la actual corporación, estaba la viuda del entonces diputado José Antonio Gago Lorenzo, Rosa Torrado, quien recibió uno de los aplausos más cariñosos de la noche.

Todos los discursos coincidieron a la hora de destacar la importancia que tuvo la construcción del puente en el devenir de A Illa. El ex ministro Sancho Rof recordó una discusión en Madrid en la que alguien -no se nombra al pecador- le preguntaba cómo iban a gastar 1.500 millones de pesetas para 4.000 habitantes. Su respuesta hubiese convencido al más escéptico: era un puente para 4.000 personas.

Algo parecido pasó por la cabeza de Gerardo Fernández Albor cuando en Vilagarcía su amigo Briones le hablaba de la necesidad de construir el puente de A Illa. «Yo te voy a ayudar, porque no entiendo de economía, pero he visto tragedias médicas», le respondió.

Así, con una suma de empeños que ayer fueron recordados y agradecidos, especialmente el de Gago Lorenzo, el de Sancho Rof, el de Sito Vázquez y el de la Comisión pro-puente, se fueron sentando los cimientos del puente que desde hace veinticinco años une A Illa con el continente y también, no hay que olvidarlo, al continente con A Illa.

Un acceso que el alcalde isleño, todavía un chiquillo cuando aquel 14 de septiembre de 1985 se celebraban las dos inauguraciones paralelas del viaducto, definía ayer como «1980 metros de esperanza e ilusión».

Tras las intervenciones, en el auditorio isleño se inauguraba una exposición de fotografías en las que se realiza un recorrido por la historia de la infraestructura, desde la fiesta pro-puente que se organizó en el año 79 hasta la primera piedra, la construcción y la inauguración.

Después de la emoción, y para rematar el acto, el aula de teatro puso la sonrisa con una representación en la que, por supuesto, el puente se convirtió en protagonista. Esa ponte, pumpúm, que os leva para fóra e que despois, pumpúm, os volve para dentro.