La ANPA del Torre-Illa reclama una reunión con la Xunta para que les aclare sus planes para el centro

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA/LA VOZ.

AROUSA

09 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El colegio de A Illa está en pleno zafarrancho de limpieza. El viernes comienza el curso y todo tiene que estar a punto para cuando los pequeños ocupantes de estas instalaciones pongan un pie dentro del recinto escolar. En el caso del centro ubicado en O Cabodeiro no parece que todo vaya a estar listo. Y es que la sala en la que se van a impartir las clases de apoyo de audición y lenguaje aún no se ha ganado la categoría de aula. Ha dejado de ser un almacén porque todas las mesas y sillas viejas que allí se guardaban ya han sido trasladadas a otro lugar. Pero aún queda mucho trabajo por delante para convertir esa desangelada habitación en una clase en la que los pequeños puedan recibir sus lecciones.

Una puerta blanca, bastante descascarillada por el paso del tiempo, da la bienvenida a lo que hasta ayer era un almacén. Pegado a esa puerta, un folio anuncia el fin que, al menos durante este curso, tendrá ese aula. Al otro lado de la hoja de madera espera la triste realidad. Lo primero que destaca de la habitación es el fuerte olor a humedad que lo impregna todo y que se debe, al parecer, a que por esa esquina del pabellón de quinto se encuentran las bajantes de las tuberías del colegio. Lo segundo que llama la atención es el pésimo estado del falso techo, del que faltan algunos paneles. Por esos agujeros se vislumbran unas poco actractivas marañas de tubos y de cables. Las paredes necesitan un repintado, cuando no una completa operación para evitar la entrada de frío y humedad.

Con el olor y la imagen de esa sala frescas en la retina, hay explicaciones que sorprenden. Como la dada por la Xunta de que «los niños no recibirán clase en un almacén, si no en una dependencia que ha sido usada para almacenar cosas, pero que se habilitará para un profesor de apoyo, no como aula de continuidad». Según la Xunta, toda la comunidad educativa está de acuerdo con esa medida.

Y, efectivamente, toda la comunidad educativa ha aceptado esa solución de emergencia. Y es que, aunque a nadie le gusta esta alternativa, es menos mala que tener que renunciar al aula de inglés, o a la de informática. Así lo consideran los integrantes de la directiva de la ANPA. Mientras esperan a elegir un nuevo presidente (quien ocupaba ese cargo lo ha dejado vacante al cambiar sus hijos el centro de Primaria por el instituto), los integrantes de la directiva ya comienzan a planificar su trabajo. Lo primero que harán será solicitar una entrevista con el inspector de zona para que este les explique los planes que tiene la Xunta para el centro. Y es que lo que valía hace un año, cuando se daba por hecha la ampliación del centro, parece no valer ahora, cuando se supedita cualquier actuación a un estudio sobre la evolución de la matrícula.

Los padres asisten perplejos a este aparentemente inexplicable cambio de postura. Por eso, quieren que alguien les explique qué es lo que pasa con el Torre Illa y si, ironizaban, «tenemos que ir buscando plaza en Vilanova, o en Cambados». Y es que, a juicio de algunos de los integrantes de la ANPA, este tipo de comportamientos por parte de la Administración suponen «ir dándonos pataditas para que nos vayamos a otro lugar». Por que en A Illa, recuerdan, el único colegio que hay es que viejo edificio de O Cabodeiro.