No es habitual encontrarse con agradables sorpresas en un paseo por según qué ámbitos de Vilagarcía. Sobre todo por lo que respecta a las frecuentes agresiones al medio ambiente, que en tantas ocasiones cobran la forma de vertidos indiscriminados de todo tipo de desperdicios. Sin embargo, remontar la pista de Berdón hacia el segundo campo de fútbol, con el monte Xiabre a la vista, encerraba ayer una de ellas.
En enero, este lugar merecía con todas las de la ley la denominación de estercolero. No contentos con haber convertido un antiguo humedal en un relleno pestilente, los amantes de distribuir la basura a lo largo y ancho del monte habían creado multitud de focos de vertido en torno a este segundo terreno de juego. Allí había de todo. Desde ropa y calzado hasta televisores, pantallas y teclados de ordenadores, pasando por colecciones nauseabundas de latas de cerveza y vomitivas patatas podridas. Al pie del propio campo se acumulaban varios sofás y una cierta cantidad de escombro.
Ahora, dos meses después, todo aquello ha desaparecido. Es de suponer que la visita de los técnicos municipales y autonómicos surtió algún efecto positivo en este estado de cosas. El caso del vertedero ilegal será más complejo, puesto que las competencias corresponden directamente a la consellería. Y las cosas en palacio, cuanto más lejano, más lento, acostumbran a ir despacio.