En las aguas del puerto de O Grove conviven cinco barcos de gran valor patrimonial y cultural. Recuperados del olvido y de una muerte segura por el esfuerzo (heroico en muchos casos) de sus propietarios, esas embarcaciones se han convertido en auténticos museos flotantes cuya importancia no ha sido justamente medida por los responsables municipales. Hasta ahora. La posibilidad de que el velero Nauja deje O Grove para instalarse en el puerto de Baiona, donde el Concello le ofrece todo tipo de facilidades, ha hecho saltar las luces de alarma en el consistorio meco. Y la reacción no se ha hecho esperar. Ayer, los responsables de los barcos bautizados como Nauja, Nieves, Hidria, Raquel y Dorna Meca fueron convocados a una reunión por el concejal de Cultura, Antón Mascato.
En ese encuentro, en el que el edil del BNG actuaba como portavoz de todo el gobierno municipal, se llegó a la conclusión de que O Grove tiene que apostar de forma decidida e inmediata por conservar un tesoro marítimo que no tiene parangón en toda la península, ya que en ningún otro puerto ibérico coinciden «tantos barcos e tan importantes».
La primera decisión ya ha sido tomada. El Concello pedirá una reunión urgente con Portos de Galicia para reclamar que se les conceda a todas estas embarcaciones un permiso provisional que les permita amarrar en el puerto de O Grove. El concejal de Cultura considera que se debe crear una comisión para decidir cuál es el mejor lugar para instalar esa colección de naves, que están llamadas a constituir un atractivo museo al que podría incorporarse el Chasula, un barco pesquero cuya recuperación, pese a haberse fraguado en O Grove, tiene ahora su puerto base en Cambados.
«O goberno do Grove vai liderar esa reivindicación», aseguraba ayer Mascato. Y una de las cosas que harán para lograr su objetivo es hablar con la cofradía para que esta entidad «entenda a importancia desta frota e sexan colaboradores necesarios» para conseguir hacerle un hueco a la medida de sus necesidades. Una flota formada por barcos que se encuentran en la mayor parte de los casos en situaciones de alegalidad, enfrentándose a problemas de difícil solución.
A la espera de que se constituya la comisión para encontrar un lugar adecuado para estas embarcaciones, en O Grove ya tienen claro cuál será el lugar que deberían ocupar. Se trata de la punta del muelle pesquero, un lugar en el que esta colección de lujo se convertiría en un atractivo indiscutible para vecinos y visitantes, además de en un tesoro etnográfico y cultural de primera magnitud. De ahí, señala Mascato, la necesidad de que todo O Grove se muestre sensible a las demandas de las empresas que sustentan lo que puede ser un gran museo flotante.