¿Próximo Cabaleiro do Albariño?

Maruxa Alfonso Carlos Lorenzo

AROUSA

Algunas peñas, enloquecidas con Boney M, quieren que se le otorgue la mítica capa a Bobby Farrel en una próxima edición

02 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El jueves tuvo lugar en la Praza de Fefiñáns de Cambados una vuelta al pasado, concretamente a los 70, época de lentejuelas y bolas de discoteca.

La plaza estaba llena y la gente caliente, como un volcán a punto de entran en erupción. Todos esperaban lo mismo. Y por fin, a media noche irrumpió en el escenario, que momentos antes había albergado a Lorena de OT y Cristina Llorente (que no convenció), un feroz y entregado Boney M. Las sillas que se habían colocado para ver las anteriores actuaciones de la Gala del Albariño fueron retiradas por el público rápidamente ante tal explosión de energía.

Boney M no quiso defraudar y mostró al entregadísimo público su imagen más conocida, aquella que le dio la fama hace ya más de 30 años: pantalón ceñido y brillante complementado con un cinturón estilo boxeador, una capa de lentejuelas que dejaba su pecho gorilón al descubierto, colgantes varios y por supuesto ese pelo a lo afro que nada tenía que envidiar a aquellos cinco hermanitos negros de la Motown. Completando la puesta en escena, salieron con el resurgido ídolo de masas por una noche (o unos cuantos minutos), tres chicas vestidas con lentejuelas también.

El mítico vocalista Bobby Farrel se metió al público asistente en el bolsillo con elaboradas frases como «¡Baila!», «¡Oh, yes!» y explosivas rimas del estilo de «1, 2, 3, 4... ¡vamos!». Fueron unos diez minutos memorables en los que se pudieron escuchar temas tan históricos como Rivers of Babylon .

Al finalizar la gala, Boney M volvió a salir y volvió a entrar. Pero todavía tenía mucho que ofrecer y respondió con una tercera incursión a pecho totalmente descubierto a los gritos entusiasmados de «¡Otra, otra!». La gente se acercaba al escenario apartando las sillas que quedaban, todos le tocaban y él se agarraba el corazón, arrodillado, con los ojos encharcados en lágrimas... «hacía mucho que no me sentía así», dijo.