Árboles que susurran historias

AROUSA

Siete formaciones arbóreas de la comarca han sido incluidas en un catálogo de la Xunta que establece medidas de protección por su interés natural o cultural

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Solo hay que pararse a escucharlos para comprobar que los árboles pueden decir muchas cosas. Algunos son testigos de sucesos que marcaron la historia, otros cobijaron hermosos episodios de amor, otros, incluso, se convirtieron en coprotagonistas de las hazañas de todo un pueblo y otros, simplemente, vieron cómo pasaban décadas y décadas a su alrededor. Cualquiera de estas razones, y sin duda muchas otras más, convierten a muchos ejemplares arbóreos en especies dignas de ser conservadas. Para ello ha surgido el Catálogo Galego de Árbores Senlleiras , impulsado desde la Consellería de Medio Ambiente.

Esa normativa nace con el objetivo de establecer medidas de protección para aquellos ejemplares existentes en Galicia que merezcan conservarse por su interés científico, estético, monumental u ornamental.

En ese catálogo figuran más de un centenar de árboles y veinte formaciones a los que se aplican criterios de protección. De ellos, siete se encuentran en varios puntos de la comarca de Arousa. Vilagarcía concentra el mayor número de ellos: los alcanforeros, las magnolias grandifloras y los eucaliptos del pazo de Rubiáns figuran en ese listado oficial, igual que los taxodios del jardín de Artime, un espacio cercano a la playa de A Concha que se encuentra en manos privadas y que algún informe técnico recomienda incorporar al patrimonio público.

Más de cien especies

El jardín del edificio noble de Rubiáns esconde un verdadero paraíso para los amantes de la botánica. Más de cien especies diferentes crecen en ese espacio que se comenzó a construir en 1764, aunque sería un siglo más tarde cuando adoptaría su estilo francés, a través de la intervención del jardinero Martín Dorgambide. Ahora varios de sus árboles gozan de protección, pero el pazo de Rubiáns también merece mención aparte porque fue el germen de la relación de Galicia con la camelia. Allí se plantaron, en efecto, los primeros ejemplares de este arbusto, llegados de Portugal en 1850.

En ese mismo recinto se conservan varios eucaliptos azules de tamaño gigantesco. Uno incluso cuyo perímetro mide más de doce metros. Por supuesto, también estos figuran en el listado de árboles protegidos de la comunidad gallega.

No por su tamaño, pero sí por su significado para los grovenses, ha sido protegida la Figueira do Meco, un árbol que crece prácticamente sobre la piedra en el monte Siradella y cuyo tronco sustenta buena parte de la leyenda sobre el carácter de los mecos , tanto que incluso el padre Sarmiento se acercó al municipio para estudiar el origen de esa tradición.

Según cuenta la leyenda, o la historia para quien lo prefiera, en esa higuera fue donde los vecinos de la península grovense ahorcaron a O Meco como venganza por los ataques a los que había sometido a las mujeres.

Un ciprés de California del pazo de Quintáns, en Meis, figura también en el listado de árboles protegidos, igual que los eucaliptos del pazo de Barrantes, en Ribadumia.

Con todo, este listado está abierto a nuevas incorporaciones. La inclusión de ejemplares en este catálogo puede ser propuesta no solo por la Consellería de Medio Ambiente, sino también por sus propietarios, por otras administraciones públicas, centros de investigación o asociaciones relacionadas con la defensa de la naturaleza.

Normas de conservación

Para los árboles y formaciones incluidos en este catálogo se elaborarán, si fuese preciso, planes de gestión encaminados a su conservación o restauración. Según la norma aprobada hace unos meses por la Xunta de Galicia, también podrán establecerse áreas de protección a su alrededor en caso de que fuese necesario.

De cualquier forma, la protección que establece esa normativa implica la prohibición de cualquier acción que pueda afectar negativamente a las formaciones vegetales. Los proyectos que puedan afectar a estos ejemplares deberán ser autorizados por la Consellería de Medio Ambiente.

Por último, en caso de que no se pueda evitar la muerte de algún árbol catalogado, sus restos pueden conservar la protección si así lo aconseja su interés científico, cultural o histórico.

Con estas medidas se pretende contribuir a la conservación del patrimonio natural gallego. Posiblemente su divulgación dé pie a la incorporación de nuevos ejemplares a ese catálogo y, con ello, al avance de las medidas de protección y, al mismo tiempo, al aumento de la concienciación sobre la importancia de cuidar y conservar el medio en el que vivimos.