El asalto a la casa de los Tous dispara la venta de alarmas en Pontevedra

A. Magro / Ch. Casares REDACCIÓN

AROUSA

La instalación de equipos de seguridad ha crecido en la provincia casi un 40% en el último año MEDIDAS DE SEGURIDAD Las empresas de vigilancia atribuyen el fenómeno al «efecto psicológico» de los ataques

02 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

«La seguridad es un estado de ánimo». Lo asegura el secretario provincial de UGT, Santos Sánchez, sindicalista curtido en el sector de la seguridad privada, en una reflexión que arroja luz sobre el fuerte aumento en la provincia de la venta de sistemas de alarma. Según analiza Santos, hechos como el asalto hace unos días a la casa de la famosa familia de joyeros catalanes Tous conllevan «efectos psicológicos y mediáticos» que mueven a la ciudadanía a preocuparse más por la seguridad. No se trata de que, de un día para otro, la criminalidad se multiplique, sino de que la preocupación de la población aumenta. Los datos oficiales de la subdelegación del Gobierno refuerzan esa teoría. Porque pese a que las Rías Baixas tienen un índice de criminalidad más bajo que la media española, la percepción de inseguridad de la ciudadanía ha motivado que en el último año aumentase casi un 40% la venta de sistemas de alarma, según apunta Santos Sánchez. A este temor colectivo contribuyen hechos truculentos lejanos, como el de la familia Tous de joyeros catalanes, y desgracias mucho más próximas, como las que sufrieron las 50 personas que murieron asesinadas en el entorno de Vigo en los últimos siete años. El resultado de esta confluencia de estímulos es un importante aumento de la facturación de las empresas de seguridad, confirmado por el director de comercialización directa de Prosegur, Carlos Valenciano. La empresa que lidera el mercado de la vigilancia privada ha visto cómo los ingresos de su división de control de viviendas crecían este año un 10,4% respecto al 2005, mientras el conjunto del negocio mejoraba un 20,1%. Más de 200 alarmas al mes En medio de esta psicosis no resulta extraño que cada mes se instalan en los hogares del área metropolitana más de 200 nuevos dispositivos conectados a servicios de seguridad. Cuestan entre 60 y 300 euros, pero la inversión sirve para blindar los hogares contra las mafias cada más especializadas que pululan por el país, como puede corroborar la policía, que en los últimos meses ha desarticulado grupos de colombianos, moldavos y rumanos que se dedicaban a reventar pisos aprovechando la ausencia de sus dueños. Para combatirlos, además de agentes públicos, los pontevedreses contratan aparatos y recursos privados. Algunos llevan incluso sello gallego, como las patrullas compartidas entre varios grupos de viviendas, que permiten a los dueños de casas dotarse de seguridad pese a no residir en una urbanización blindada como la de los Tous.